(Un día después de la Fiesta)
-¿Irina?
-Mmm... sí... soy yo.
-Soy Verónica. ¿Podéis venir a mi casa, por favor?
-¿Ahora?
-Sí, por favor, venid.
-Mmm... vale... ahora vamos.
(Fin de la llamada)
-¿Qué pasa Christian?
-Me ha llamado Verónica, quiere que vayamos a su casa.
-¿A qué?
-Yo que sé, va, vamos.
-Nano, a ti te pone Verónica.
-Anda, y a ti.
-¿Cojo condones?
-¡NO!
-Vale, vale, era por si acaso. Espera que me vista, ¿no? O vamos así.
-Si tú quieres ir en calzoncillos te vas en calzoncillos, a mí ya ves.
-¿Dónde coño está Roberto?
-Cagando.
-¡Roberto! Sal ya del puto WC o te meto una serpiente en la cisterna.
-¡YA SALGO! Y por cierto, sabes que ya hay una serpiente en el baño...
-Anda, pero esa es muy pequeña, a penas se distingue con un renacuajo.
-Ya estoy.
-¿Te has guardado al renacuajo o has decidido cortartelo por el bien de la especie humana?
-Si me lo corto lo llevan a un museo de lo espectacular que es.
-Claro, de lo espectacularmente pequeño.
***
-Esta no abre, ¿o qué?
-Calla.
Verónica abre la puerta lentamente, está pálida y parece cansada.
-¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
-No.
Los chicos con sus pelucas y sus faldas pasan dentro de la casa de Verónica y se sientan en el sofá alrededor de ella.
-Leo, que se ha ido.
-¿Quién?
-Leo, ah bueno que no lo conocéis perdonad, es mi... era mi novio.
-¿Cómo que se ha ido?
-¡Que me ha dejado, joder!
-O sea, no lo puedo creer, nena.
-Y encima me ha venido la regla.-dice Verónica casi llorando por lo de su ex.
-OH.
-¿Podéis hacerme un favor, chicas?
-Claro.
-¿Podéis ir a comprarme... tampax?
-Mm... sí-dice Mario.
-Vale, pues vamos.
-No, no, Irina, tú quédate por favor.
-Eso Irina, tú quédate.
Los chicos se despiden y se van al único supermercado abierto, Christian se queda con Verónica sorprendido de que quiera estar con él.
***
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