5-Accidente en el lago

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Las semanas pasaron y llegó noviembre con el frío, la lluvia y las primeras nieves.

Lily consiguió salir de la enfermería, y para su alegría, su cara quedó tan perfecta como siempre, aunque ella no estaba contenta, porque tenía un montón de deberes y trabajos atrasados.
A pesar de que los profesores le habían asegurado que no necesitaba entregarlos, ella se puso a trabajar de firme, ayudada por Rose y, sorprendentemente, por James.

El primer día que James se sentó junto a Lily en la sala común, todos los alumnos de Gryffindor se quedaron en completo silencio, esperando un ataque verbal por parte de la pelirroja.
Sin embargo, ella se limitó a mirarle y a decir:

-Por favor, no hagas mucho ruido ¿Quieres?

Rose sabía que ese cambio de actitud era el resultado de los Objetos Volantes que James tenía que parar cada dos por tres.
Esa era una práctica que habían decidido conservar de los días de la enfermería, y se lo tomaban como un juego. De hecho, los proyectiles de Lily eran lanzados cada vez con menos fuerza y con mejor intención.

Rose se alegraba de ese cambio de actitud y de la cercanía de sus amigos, pero en el fondo estaba algo incómoda, porque junto a James casi siempre estaba Sirius, y ella ya no se hablaba con él.

Y no era porque el chico la rehuyera, al contrario, Sirius era cada vez más insistente con sus flirteos. La seguía a todas partes y aprovechaba cualquier momento para acercarse a ella e intentar besarla de nuevo, seguramente esperando que a Rose se le pegase un poco el cambio de comportamiento de Lily.

Rose estaba harta de esa situación. Ya no podía hablar con Lily tanto como antes, porque James estaba siempre con ella, y tampoco se podía quedar sola con sus otras compañeras, porque entonces aparecía Sirius dispuesto a hacer de Romeo.

Su único refugio era Severus.

Después de su episodio de pánico en la mazmorra, Rose comenzó a confiar en él.
Severus no sólo la había escuchado, sino que también había guardado su secreto. Hubiese sido muy fácil contarles a sus amigos Slytherin acerca de su estúpido miedo a hacer pociones, para que se rieran de ella, pero no lo hizo.

Por su parte, Rose decidió esforzarse aún más en mejorar su situación.

Las siguientes lecciones fueron más una terapia que una clase de pociones. Rose aún necesitaba tiempo y ayuda para superar sus temores, pero sabiendo que su problema era emocional, decidió estudiar más al respecto, y encargó por lechuza varios libros que hablaban sobre la superación del trauma, para entender mejor como afrontar el tema.

Como no querían darse por vencidos con la clase de pociones, siguieron reuniéndose todos los días en la mazmorra número tres, repitiendo el mismo protocolo: Rose se dedicaba a hacer la poción mientras Severus se colocaba detrás de ella para vigilarla y ponerla nerviosa.

Los primeros días, Rose se sintió muy incómoda, pues aún recordaba a su padre y su cuerpo seguía mostrando una intensa reacción de pánico y huida, pero poco a poco, aplicando las técnicas de sus libros, aprendió a afrontar aquellas emociones de otra manera, y consiguió que los recuerdos de su infancia fueran sustituidos por lo que pasaba en el presente, y ella comenzó a sentirse mejor.

Severus intentaba ponerla nerviosa para poner a prueba su capacidad de concentración, pero cumpliendo con su promesa, jamás llegó a tocarla.
Se limitaba a observarla de cerca, como lo hacía Slughorn en clase, y de vez en cuando se acercaba lo suficiente como para poder respirar sobre su nuca y susurrar de improvisto pequeños consejos en su oído, con la voz más fría que podía poner.

Superada la incomodidad inicial, Rose no se sintió molesta por aquel procedimiento, es más, cada día se sentía más segura y fue capaz de controlar su nerviosismo.

La serpiente y el león (Severus x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora