16-Recuerdos de un mortífago

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(Atención: Este capítulo contiene descripciones explícitas de violencia. Si es algo que no quieras leer, por favor, salta al siguiente capítulo)



Severus se despertó y parpadeó repetidas veces para intentar ubicarse.

Reconoció en el acto la habitación de Rose, y recordó cómo había llegado hasta allí.
Tras su encuentro apasionado en el salón, Rose le había llevado hasta el dormitorio. La cama había resultado más cómoda que el sofá, y no sólo para dormir.

Se giró hacia la mujer, quien dormía de espaldas a él, y la abrazó por la cintura, enterrando la nariz en su pelo y aspirando su olor. El calor de su cuerpo desnudo volvió a despertar su deseo. Aun sabiendo que ella necesitaba dormir, Severus no pudo resistir el impulso de besarle el cuello repetidamente, haciéndole cosquillas.

Rose gimió en forma de protesta, saliendo del sueño, y se acurrucó aún más, pero él repitió el movimiento, besando también su nuca, hombro y espalda. Finalmente, Rose se giró hacia él y sonrió con un gesto somnoliento.

–¿No tuviste suficiente ayer? –preguntó, aún medio dormida.

–No –respondió él, besándola en la boca. Rose se dejó llevar por su beso y sus caricias, hasta que se separaron y él la miró fijamente.

Alargando su mano izquierda, Severus apartó con delicadeza un mechón de la cara de la mujer, y ella no pudo evitar fijarse en la Marca Tenebrosa, que destacaba en la pálida piel. Severus se dio cuenta e intentó esconder el brazo, pero Rose le cogió por la muñeca, y en un gesto que sorprendió al mortífago, besó la zona tatuada, pasando después los dedos sobre ella.

Tras esto, miró a Severus con una expresión que decía "¿Lo ves? No tienes nada que ocultarme".

Severus se inclinó sobre ella y le dio un corto beso en los labios.

–¿Le encontraste? –preguntó de repente Rose–. A tu padre –aclaró, aunque no hacía falta.
Severus se dejó caer sobre la cama, mirando al techo, y Rose se incorporó, apoyándose sobre un codo.

–Sí, le encontré –respondió él, tras unos segundos de silencio.

–¿Me lo quieres contar? –preguntó ella con suavidad.

Severus no respondió de inmediato, sino que mantuvo sus ojos fijos en el techo, con la mirada perdida, y la mente puesta en otra parte. Rose esperó sin decir nada, respetando pacientemente su silencio, hasta que él decidió hablar.

–Le encontré –dijo Severus, hablando lentamente–. Le había buscado por todas partes...

***

Le había buscado por todas partes. Tras salir de Hogwarts, después de ver cómo Rose saltaba del tren en marcha, y tras jurarle lealtad a Vóldemort, Severus no había hecho otra cosa que buscar a su padre.

El muggle lo había hecho bien: después de evitar la cárcel con el pago de una fianza que le había llevado definitivamente a la ruina, Tobías se había escondido de tal manera que parecía haberse esfumado.

Pero su hijo no le había olvidado.

Aunque debía obedecer a Vóldemort cazando y eliminando Aurores y obteniendo información acerca de los planes del Ministerio, Severus aprovechaba todos sus viajes para recoger pistas sobre su padre.

En poco tiempo, gracias a su carácter responsable y a su diligencia a la hora de cumplir con las órdenes de Vóldemort, Severus fue escalando posiciones dentro del grupo de los mortífagos, ampliando su círculo de contactos.

La serpiente y el león (Severus x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora