Capítulo 1

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2002

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2002


Hay un gran pastel en el centro de la mesa, todos cantan alegres a mi alrededor y yo aplaudo buscando a mamá y a papá.

No los veo.

Pero la abuela Andrea me abraza por los hombros y me dice que pida un deseo.

Y yo, tal y como siempre, soplo con un deseo que anhelé desde hace años.

Aventura.

Soplo y mi tio me ensucia la nariz con pastel mientras la abuela Andrea lo divide.

Aún no veo a papá y mamá, por lo que bajo de la silla y me cuelo entre la gente buscándolos.

Camino por La Villa Stella intentando hallarlos y me alejo poco a poco hasta el frente de la mansion cuando logro verlos, mamá esta llorando y golpea el coche de papá con tanta fuerza que pego un salto, papá le responde el grito y trago duro con los pies anclados al piso.

Quiero correr.

Quiero que se detengan.

Quiero llorar.

Los gritos no se detienen, mi cuerpo tiembla y creo que voy a vomitar.

Parpadeo las lagrimas intentando que no salgan, pero me rompo un poquito viendo a mamá subir a su coche y desaparecer por la calle hasta que ya no la veo.

Papá grita de frustración y siento una mano en mi hombro que me hace pegar un salto.

La abuela Andrea acaricia mi cabello desordenado y basta para que me ponga a llorar.

Hasta que los tonos naranjas acarician mi piel, entre los brazos de papá que ya dejó de llorar y solo mira el cielo teñido de colores hermosos peinandome con sus dedos.

- Papá - llamo, viendo con desgano mis regalos a unos metros de mi, amo los regalos, al menos, se supone que lo hago - ¿a dónde fue mamá?

- A un viaje, pequeña, a veces las personas se van.

Tenia doce años, era tonta todavia, en ese momento, no se me pasó por la mente que ella ya no nos amaba, que nos había dejado atrás.

- ¿Volverá?

Asintió.

- Lo hará, te ama.

No lo hacia, o tal vez si, pero su amor por mi, murió con su amor por mi padre.

- Abramos estos - dice papá, estirándose a tomar una caja.

Los abro todos, en su mayoria, regalos de mis abuelos.

Abro otra caja y un cuaderno, mas bien un diario, de tapa dura, roja y de muchas hojas parece vibrar en la caja blanca.

No está firmado.

Papá solo se encoje de hombros y lo ojeo viendo un trazo de tinta negra en la primera hoja.

- "Anota una bitácora, las memorias se borran con el tiempo así como el amor, las letras plasmadas en hojas llenas de amor estarán por siempre. Vive, Stella y nunca te rindas".

Papá termina de leerlo y le veo tragar duro.

- Eso es lindo, creo.

- Lo es - hace un sonido con la garganta y creo que está a punto de llorar otra vez, pero no lo hace - ¿quieres vivir una aventura, cariño?

Si tan solo ella no se hubiese ido, hubiese eviado mi corazón roto.

Aún así, agradezco que lo haya hecho.

Agradezco las palabras escritas en un diario, mi amor nunca será borrado, ni siquiera una vez hecho cenizas.

Dear diary, I met a boy | Jules BianchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora