Capítulo 15

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Octubre 2014

Siempre que no puedo acompañar a Jules me aseguro de ver sus carreras, las prácticas libres y las clasificaciones, incluso cuando tenemos horas de diferencia horario.

Creo que no existe nadie más fan de su esposo que yo y Jules suele reírse de eso.

Mi gatito se acomoda en mis piernas y lo acaricio intentando calmar mi ansiedad.

Llueve.

Llueve en Japón y creo que me dan ganas de vomitar toda la ansiedad acumulada en mi pecho.

Es distinto.

Esta vez es muy distinta la forma en la que todo parece ir extraño a mi alrededor.

Mi telefono suena e intento relajarme un poco al ver el nombre de mi suegro en la pantalla.

Hija, casi puedo sentir tu ansiedad desde aquí, relájate cariño.

— Lo siento, solo...

Suelto un chillido cuando un monoplaza pierde el control y embiste contra los muros, la voz de Philipe al otro lado del telefono diciéndome que todo iría bien ayudaba.

No lo suficiente.

No se ve, no se ve nada, ¿por qué no lo detienen?

Mi suegro me acompaña en la ansiedad, mis ojos no se apartan de la televisión colgada en la pared y hago respiraciones pausadas en cada curva.

Los pilotos se quejan, incluso Jules lo hace y mis plegarias son cada vez mas repetidas.

Tengo miedo.

Jules pierde el control en la septima curva, jadeo por la sorpresa y lo veo.

Embiste contra una grúa con tanta fuerza y velocidad que mi grito retumba en nuestra casa vacia.

El teléfono se me cae en la alfombra, mi cuerpo tiembla y el pánico se hace presente.

Escucho la voz de los narradores, la forma en que enfocan al equipo y como su Team principal parece desconectarse un momento.

La carrera se detiene, la bandera roja se hace presente y espero.

Ya no enfocan a Jules.

No lo veo.

Pero embistió contra la grúa.

Estará bien.

Es Jules, es Jules..

Me tropiezo con la mesita de del centro del salón y tomo mi telefono llamando a todo aquel que pueda decirme algo, solo me calzo los tenis y busco el nombre del piloto en entre mis contactos.

No me importa que solo haya sido un golpe.

Quiero ver a mi esposo.

Cuando llego al jet privado Christine me llama, llora y le prometo que estará bien.

Todo estara bien.

Es Jules.

Mi Jules.

Tiene 25 años.

Le gusta manejar en la noche sin un rumbo fijo.

Conocer lugares nuevos.

Conocer a las personas que acompañan sus pasos.

Le gusta pasar tiempo con su ahijado.

Le gusta la música suave.

Las charlas en las magrugadas de verano y el café frío.

Le gusta la idea de tener hijos conmigo.

Es joven, un piloto increíble y un día será campeón del mundo con Ferrari.

Jules.

Jules.

Tengo miedo.

Por favor mantente a salvo.


Dear diary, I met a boy | Jules BianchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora