Capítulo 12

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2013

Querido diario: 

Tengo veintidós años oficialmente, Jules cumplirá veinticinco en agosto.

Jules Bianchi tiene un asiento en la Formula 1, debutó con Marussia y no puedo evitar sentirme orgullosa y aterrada a la vez. 

Me he vuelto creyente desde que se unió a la academia en 2009, rezo a quien quiera exista en el cielo que mi chico se mantenga a salvo. 

Mi graduación fue hace dos noches. 

Jules y yo compramos una casa en Mónaco, una con seis habitaciones, la principal, la que usarán nuestras visitas, la de Charles para cuando está con nosotros y, en algún momento, la sexta junto a la nuestra, para cuando estemos listos y formemos una familia propia. 

Jules y yo cumplimos diez años de novios, nuestro destino es Nueva Orleans y me emociona poder respirar paz tras años trabajando día y noche en el negocio. Los destinos Eeuropeos dejan de ser placenteros cuando viajas por trabajo todo el tiempo.

Creo que estoy haciéndolo bien.  

Me pregunto si los que se fueron antes que yo están orgullosos de mi, la familia de mi novio promete que si, me gusta creerles. Me gusta saber que no estoy del todo sola. 

La casa en la que nos hospedamos es enorme, hay un balcón hermoso y el sol da directo a nosotros en la cama, el amanecer en Luisiana no envidia absolutamente nada a Italia, Jules me mira, me mira muy extraño, está feliz y yo también viendo la brisa colarse por el ventanal, como si no sintiera sus ojos mieles recorrerme minuciosamente.

《Te he preguntado tres veces que ocurre, Jules, debería de dejar de hacerlo, admito que tengo la sospecha de lo que es, me gusta la idea, me gustan los planes a futuro, los nuestros, tu y yo. 

Si, Jules, siempre es un si para ti, para nosotros.》

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Cierro el diario cuando Jules me quita el bolígrafo y su mano se engancha en mi pierna tirando de mi hasta quedar pegados. 

— ¿Cómo haces eso, Falcone? — pronuncia mi apellido, tenía dieciséis cuando me dijo que debería utilizarlo mucho, que cambiaría cuando nos casemos, solo él me llama de esa forma y me gusta — es muy injusto que tus ojos preciosos me hagan sentir tantas cosas. 

— Compensa todo aquello que me cuesta decirte, no es injusto. 

Sonríe y enreda sus dedos en mis mechones estirándose un poco hasta unir nuestras bocas. 

《Podría besarte por siempre Jules Bianchi, así como siento tus besos tatuados en mi piel.》

— Tengo un itinerario muy ocupado para nosotros — susurra — ¿quieres vestirte, mon amour

— Suéltame entonces. 

— No, eres tú la que no me suelta. 

Sus brazos se aferran con más fuerza a mi cuerpo y me río por su piel. Sin moverme absolutamente ni un centímetro. 

— Tienes que aprender a soltarme, mon amour, se que soy un piloto guapo y las chicas se abalanzan, pero soy todo tuyo.

Mio.  

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Jules me pidió matrimonio, entre luces vibrantes en medio de la noche, en algún tipo de universo nuevo que se sintió como paraíso, con Jazz a lo lejos y sin dolor, nostalgia o tristeza en mi pecho. 

《Un día voy a explicarte, amore mio, que puedes armar y desarmar mi corazón.

Un día voy a encontrar, cariño, todas las palabras correctas para expresarte mi amor》

Con todo mi amor, Stella.

Dear diary, I met a boy | Jules BianchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora