Me desperté por un ruido y me senté en la cama.
Vi a Gavi entrar por la puerta y lo miré fijamente.
No tenía buena cara.
– ¿Qué pasa?– dije mirándole.
– Me duele la espalda.– murmuró mirándome.
Se tiró en la cama y le acaricié los hombros suavemente.
Un rato después, me levanté y salí del hotel.
Me había costado mucho pedir cita para el médico aquí, así que cuando lo conseguí, decidí aprovechar.
Fui hasta la consulta y estuve haciéndome varias pruebas.
El doctor se las llevó para que las revisaran todas y al rato volvió.
Tuve la suerte de que era español.
– Olivia, siéntate, ¿vale?
Me senté y lo miré fijamente.
– Hemos estado revisándote, y tengo que decirte que tienes una salud estupenda.
Asentí mirándole.
– Pero creemos que tienes el cuello uterino corto.
Lo miré sin entender ni una sola palabra.
– Básicamente esto va a darte problemas para quedarte embarazada.
Tragué saliva y lo miré fijamente.
– Puede que tengas problemas en el embarazo si consigues quedarte embarazada, pero aún eres joven para pensar en ello.
Sentí que todo me subía a la garganta, y entonces, cuando acabó, pude salir en dirección al baño y vomitar.
Después salí del médico y cuando volví al hotel, me encontré a los demás volviendo del entrenamiento.
Gavi me miró sonriendo y se acercó a mí.
– ¿Dónde estabas?– preguntó sonriéndome.
– He ido a dar una vuelta.– solté.
Gavi asintió y me pasó un brazo por los hombros.
– Te has perdido el desayuno.
– No tengo mucha hambre.– dije yendo hacia el ascensor.
Cuando entramos a la habitación, Gavi fue a pegarse una ducha, salió, entré yo, me duché y después salí para tumbarme en la cama.
No tenía ganas de nada.
Si era verdad que ahora mismo no quería tener un bebé.
Pero acababan de joderme toda oportunidad e ilusión de poder tenerlos en el futuro.
Gavi empezó a acariciar mi espalda.
Y me sentí horrible.
Tenía tantas ganas de montar una familia conmigo, que ahora iba a decepcionarse conmigo por esto.
Intenté disimularlo todo lo que pude, y cuando se quedó dormido, llamé a Sira para bajar a la cafetería.
Mientras Sira se echaba un café, me senté en una de las mesas.
– ¿Vas a contarme ya qué pasa o qué?
– Sira, no digas ni una palabra de esto a nadie.
Ella asintió y se sentó a mi lado.
– Dime
– Creo que no voy a poder tener hijos.
Ella me miró fijamente y entonces acabé contándole todo lo que el propio médico me había explicado a mí.
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𝐒𝐀𝐌𝐄 𝐎𝐋𝐃 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo Gavi
Teen FictionOlivia y Gavi se conocen prácticamente desde que llevan pañales, pero ¿qué puede cambiar en cuanto Gavi se va a Barcelona?