Narra Gavi
Después de aquella fiebre de Olivia todo estuvo mejor.
Aunque le había dado por ir a comprar comida a todas horas.
Si era cierto que nuestra nevera duraba poco llena.
Aunque era culpa de ambos.
– ¿Cereales? ¿Para qué?– pregunté viéndola meter la caja en el carro.
– Porque me apetecen con leche fresquita.
Me reí y caminé junto a ella.
La gente nos grababa y nos miraban.
Me encantaba ver que Olivia ya pasaba de todos los medios.
Aunque a veces no era a mí a quien grababan, sino a ella.
Y comprensible. Era preciosa. Si yo pudiera la grabaría todos los días de mi vida.
Su sonrisa era vida y el brillo de sus ojos me hacían sentir que todo estaba bien.
Le eché un vistazo y mis ojos se fueron hasta su culo, que estaba embutido en aquellos pantalones vaqueros ajustados.
– Gavi
Salí de mi trance y la miré sonriendo.
– ¿Me estás escuchando?
– Lo siento princesa, pero no.
Se echó a reír.
– Te estaba preguntando si querías comer arroz.
Asentí y la miré fijamente.
– ¿Qué me miras?
– Lo preciosa que eres y lo mucho que me gustas.
La vi ponerse roja y entonces aceleró su paso.
Me reí y caminé detrás de ella.
– Tengo una vista de tu culo... Increíble.
Paró en mitad del pasillo y entonces me miró fijamente.
Llegué hasta ella y sonreí.
– ¿Eres consciente de todos los babosos que están comiéndose con los ojos a mi chica?– susurré acercándome a ella.
Me miró y tragó saliva.
– ¿No crees que tengo que reclamar lo que es mío?
Abrió la boca para hablar pero mi apretón en su culo la hizo cerrarla.
– Vámonos antes de que tenga que discutir con algún que otro baboso.
Empezamos a pasar las cosas por la caja y el dependiente le miró todo el escote.
Me acerqué a ella y le di una botella de Nestea.
– Toma, métela en el carro. Yo pago.
Me puse frente al dependiente y este apartó su mirada de mi chica para después mirarme a mí.
Le di un billete de 100 y después me dio la vuelta.
Vi a Olivia avanzar por el pasillo y llevarse alguna que otra mirada.
Fui hasta ella y me situé detrás suya.
Cuando llegamos al coche abrí el maletero.
– No pienso dejarte venir de compras sola nunca más.– decidí.
– ¿Huh?
– Si no he visto a seis tíos mirándote el culo no he visto a ninguno.
– Cariño, creo que exageras a veces.
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𝐒𝐀𝐌𝐄 𝐎𝐋𝐃 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo Gavi
Novela JuvenilOlivia y Gavi se conocen prácticamente desde que llevan pañales, pero ¿qué puede cambiar en cuanto Gavi se va a Barcelona?