Gavi no había parado de insistir para que volviera con él a California.
Así que acepté y entonces ambos vimos el Clásico desde las gradas.
La sonrisa que tenía tras la victoria no tenía precio.
Cuando volvimos al hotel, él se fue con los demás a jugar al billar mientras yo me duchaba.
Sira vino conmigo y entonces se sentó en el retrete mientras yo me duchaba.
– Voy a hacer una travesura.– murmuró riendo.
Salí de la ducha enrollada en una toalla y la miré fijamente.
– Voy a ignorar a Ferrán durante todo el día, quiero ver que hace.
– Igual se cabrea.
– Lo dudo.– dijo riendo.
La miré fijamente y sonreí.
– Me uno.
Cuando me vestí, fuimos a la zona de juegos y nos sentamos en el sofá que había mientras ellos jugaban.
Vi a Gavi darle a la bola y la metió.
Todos le dieron palmaditas en la espalda y él se rió.
Vi a Ferrán llegar hasta Sira y esta le hizo una cobra.
Ferrán la miró sin entender nada y después me miró a mí.
– ¿Le pasa algo?
Me encogí de hombros y miré el móvil.
Ferrán miró a su chica un poco confuso y entonces le dio un beso en la cabeza.
Lo vimos irse y empezamos a reírnos en voz baja.
Entonces Gavi llegó hasta mí y se agachó para mirarme desde abajo.
– ¿Quieres jugar a los bolos?
No contesté.
– Nena...
Me agarró la cara para que le mirase, pero aparté la vista y miré el suelo.
Él soltó un suspiro y me miró.
– ¿Estás molesta por algo?
Cogí el móvil y me puse a mirar Instagram.
Se levantó y se fue con los demás.
Solté un poco de aire y miré a Sira.
– Me estoy arrepintiendo de hacer esto.– dije mirándola.
– No, nada de arrepentimientos, ellos están siempre gastando bromas. Por una que hagamos nosotras no va a pasar nada.
La miré no muy convencida.
Entonces miré a mi chico. Estaba tan guapo que me daba rabia.
Era imposible no hacerle caso. Te incitaba a ir hacia él.
De pronto unas chicas entraron en la sala y se pusieron a jugar al billar.
Aunque un poco después acabaron acercándose a los chicos y jugaron a los bolos con ellos.
Una de las chicas se acercó a Gavi riendo y le puso una mano en el hombro.
Gavi le dijo algo que desde donde yo estaba, era imposible de descifrar.
Miré a Sira, que estaba del mismo humor que yo.
– ¿Y estas pavas de donde demonios salen?– espetó mirándolas.
– No lo sé, pero esto de ignorar a mi novio no me hace gracia ya.– dije mirando.
– Hay que resistir.
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𝐒𝐀𝐌𝐄 𝐎𝐋𝐃 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo Gavi
Roman pour AdolescentsOlivia y Gavi se conocen prácticamente desde que llevan pañales, pero ¿qué puede cambiar en cuanto Gavi se va a Barcelona?