XXVIII

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Gavi no había parado de insistir para que volviera con él a California.

Así que acepté y entonces ambos vimos el Clásico desde las gradas.

La sonrisa que tenía tras la victoria no tenía precio.

Cuando volvimos al hotel, él se fue con los demás a jugar al billar mientras yo me duchaba.

Sira vino conmigo y entonces se sentó en el retrete mientras yo me duchaba.

– Voy a hacer una travesura.– murmuró riendo.

Salí de la ducha enrollada en una toalla y la miré fijamente.

– Voy a ignorar a Ferrán durante todo el día, quiero ver que hace.

– Igual se cabrea.

– Lo dudo.– dijo riendo.

La miré fijamente y sonreí.

– Me uno.

Cuando me vestí, fuimos a la zona de juegos y nos sentamos en el sofá que había mientras ellos jugaban.

Vi a Gavi darle a la bola y la metió.

Todos le dieron palmaditas en la espalda y él se rió.

Vi a Ferrán llegar hasta Sira y esta le hizo una cobra.

Ferrán la miró sin entender nada y después me miró a mí.

– ¿Le pasa algo?

Me encogí de hombros y miré el móvil.

Ferrán miró a su chica un poco confuso y entonces le dio un beso en la cabeza.

Lo vimos irse y empezamos a reírnos en voz baja.

Entonces Gavi llegó hasta mí y se agachó para mirarme desde abajo.

– ¿Quieres jugar a los bolos?

No contesté.

– Nena...

Me agarró la cara para que le mirase, pero aparté la vista y miré el suelo.

Él soltó un suspiro y me miró.

– ¿Estás molesta por algo?

Cogí el móvil y me puse a mirar Instagram.

Se levantó y se fue con los demás.

Solté un poco de aire y miré a Sira.

– Me estoy arrepintiendo de hacer esto.– dije mirándola.

– No, nada de arrepentimientos, ellos están siempre gastando bromas. Por una que hagamos nosotras no va a pasar nada.

La miré no muy convencida.

Entonces miré a mi chico. Estaba tan guapo que me daba rabia.

Era imposible no hacerle caso. Te incitaba a ir hacia él.

De pronto unas chicas entraron en la sala y se pusieron a jugar al billar.

Aunque un poco después acabaron acercándose a los chicos y jugaron a los bolos con ellos.

Una de las chicas se acercó a Gavi riendo y le puso una mano en el hombro.

Gavi le dijo algo que desde donde yo estaba, era imposible de descifrar.

Miré a Sira, que estaba del mismo humor que yo.

– ¿Y estas pavas de donde demonios salen?– espetó mirándolas.

– No lo sé, pero esto de ignorar a mi novio no me hace gracia ya.– dije mirando.

– Hay que resistir.

𝐒𝐀𝐌𝐄 𝐎𝐋𝐃 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora