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Paso 2: contacto visual

Hay estudios que revelan que el contacto visual es el método más efectivo para conquistar a alguien porque a través de los ojos se pueden transmitir emociones que nos conecten con la otra persona. ¿Cómo voy a hacer que un simple contacto visual sea relevante después de haber mantenido contacto físico en el primer paso –y con bastante éxito, debería agregar–? Eso es lo que necesito resolver.

En un rato, J y yo vamos a caminar juntos hasta la universidad. Mi plan es mirarlo a los ojos con tanta intensidad que no pueda dejar de pensar en mí en las cuatro horas de clase. Por supuesto, el contacto visual será importante durante todos los pasos de mi guía, así que intentaré mantenerlo lo más posible de ahora en adelante.

***

Apenas estaba amaneciendo cuando Minho despertó, antes de que sonara la alarma. Se estiró como de costumbre en la cama... y chocó contra algo blandito. Han estaba acostado de lado, con la espalda contra la pared y un brazo sobre la cintura de Minho.

Minho giró para enfrentarlo y se dio cuenta de que nunca había visto a Han tan de cerca. Su pelo había crecido un poco durante el verano y caía, suavecito y desprolijo, sobre sus pómulos. El arito en la ceja y las uñas pintadas de negro le daban una apariencia agresiva, pero su mejilla gordita, aplastada sobre la palma de su mano contra la almohada, y la boca abierta, relajada, dejaban ver su lado más tierno.

Han siempre había sido esa combinación perfecta de caótico y adorable, y tan lindo.

Minho no quería despertarlo, así que se levantó con cuidado y aprovechó los minutos que tenía de ventaja para adelantar la escritura de su artículo. Estaba saliendo de la ducha cuando Han golpeó la puerta del baño y pasó sin esperar una respuesta.

—Menos días —Han murmuró, frotándose los ojitos.

Minho se apuró por ajustar la toalla alrededor de su cintura mientras Han entraba al baño, todavía usando la ropa con la que había dormido. Apoyó una mano sobre su cadera, dos de sus dedos tocando la piel húmeda del abdomen de Minho, y se puso de puntitas para darle un beso en la frente.

Era la segunda vez en menos de veinticuatro horas que Han le daba un besito y Minho cuestionó su capacidad de sobrevivir al experimento. Había muchas maneras posibles de morir, entre las cuales Minho contaba: desangrarse por la nariz, sobrecarga de humillación por una erección repentina, el corazón partido al medio...

—Buenos días —contestó, mirando cómo los músculos de la espalda de Han se contraían con el esfuerzo de sacarse la remera. De pronto el vapor que llenaba el baño era abrumador y Minho se sentía ahogado.

No se quedó a seguir mirando, aunque podría haberlo hecho...

***

La primera vez que hizo contacto visual, Minho estaba acomodando el gorrito de Han antes de salir del departamento. Han lo había puesto bien, no había nada que acomodar, pero Minho necesitaba una excusa. Así que subió un poquito la parte de adelante y bajó un poquito la parte de atrás y lo miró a los ojos antes de bajar las manos. Agregó la sonrisita ladina que había practicado frente al espejo, para potenciar el efecto.

Han sostuvo su mirada por un segundo, sus ojitos redondos medio sorprendidos; después la desvió y corrió a buscar su mochila, y Minho creyó ver el rubor rosado expandiéndose por sus mejillas.

—Felix sacó anoche las entradas para el cine —dijo Han cuando salían del edificio, y Minho agradecía que no intentara hablar sobre la experiencia de compartir la cama.

— ¿Felix es tu compañero de clase?

—Sí, y su novio... —Han se agarró la cabeza—. No me acuerdo el nombre de su novio.

Minho se rió, guardando las manos en el bolsillo canguro de su buzo, y la segunda vez que hizo contacto visual... fue más bien un accidente. Han ajustó su beanie con una mano y metió la otra en el bolsillo de Minho. Minho, que no se lo esperaba, giró de golpe para cuestionarlo y Han le devolvió la mirada.

— ¿Te molesta? —Han le preguntó, mirándolo a los ojos y alzando las cejas en esa carita que hacía siempre, la que advertía que iba a ponerse triste si Minho le daba la respuesta equivocada.

—No, no me molesta —contestó Minho, sosteniendo la mano de Han en la suya dentro del bolsillo, donde estaba calentito, y agregó—: Tenemos que hacer estas cosas para acostumbrarnos.

—Oh... —Han bajó la mirada al piso, las baldosas sucias de la vereda—. Sí, para acostumbrarnos.

La tercera vez fue en la puerta del aula de Han. Han deslizó su mano hacia afuera del bolsillo, acariciando la muñeca de Minho de pasada, y se alejó un paso para entrar al salón. Minho se aclaró la garganta y Han volteó a mirarlo.

— ¿Almorzamos juntos? —preguntó Minho, inclinando la cabeza, buscando los ojos de Han con los suyos.

—Almorzamos juntos todos los días, Lino. —Han se rió, pero no dejó de mirarlo.

— ¿Eso es un sí? —La sonrisita de Minho volvió a aparecer en sus labios y Han le dio la espalda.

— ¡Nos vemos! —Han saludó con una mano por encima de su hombro y se metió al aula, dejando a Minho con la sensación de que le faltaba algo.

Sorry, I love you [Minsung] 📒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora