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Paso 6: hacerlo reír

Hacer reír a la persona que uno quiere conquistar puede demostrar que ambos son lo suficientemente compatibles para comenzar una relación, despertando su interés. Si nos enamoramos de algo superficial en otra persona, eso que nos atrae puede cambiar y dejar de resultarnos agradable, pero la capacidad de alguien de hacernos reír puede mantenerse en el tiempo y asegurar que la relación perdure.

J ama reírse, y se ríe por todo. Sin intención de presumir, puedo hacer reír a J unas cuantas veces por día. Pero este paso es delicado; una broma de mal gusto o un comentario fuera de lugar podría lograr el resultado opuesto. Voy a apostar a algo que no puede fallar: una peli de comedia antes de nuestra salida al cine.

***

Era más fácil fingir que no había pasado nada. Minho apenas podía mirar a Han a los ojos, y no sabía si Han estaba al tanto de lo que habían hecho la noche anterior. Quizás Han pensaba que había sido un sueño. Minho no pretendía complicarse la vida intentando averiguarlo.

—Pará —dijo, sosteniendo el bol a medio lavar en una mano y la esponja enjabonada en la otra— ¿Por qué estoy haciendo esto?

—Para eso sos mi novio: para hacerme la vida más fácil —contestó Han, agregando disimuladamente su taza a la pila de platos sucios.

—Soy tu novio a cambio de que laves los platos... —aclaró Minho, pero siguió lavando— Y acá estoy, haciendo las dos cosas.

Han se rió. Lo dejó terminando de limpiar y se acostó boca abajo en el sillón a leer su libro.

Minho no podía interrumpir su lectura para poner una peli como tenía pensado, así que se sentó en el borde del sillón al lado suyo, un rato más tarde, y le hizo los masajitos en la espalda que le debía de la noche anterior. Mala idea; Han soltó un ruidito de placer que hizo que Minho se mordiera el labio y frenara los masajes para evitar caer en la tentación de meter las manos bajo su remera.

—Ya estás terminando el libro —observó.

— ¡Sí! —Han sacudió los piecitos—. Estoy en el último capi. Espero...

Han se distrajo leyendo de nuevo y Minho no insistió; agarró su teléfono para buscar una crítica que incluyera un spoiler del final del libro, algún comentario interesante para robar, pero encontró:

"El reconocido escritor de romance, Christopher Bang... Firma de libros... El mes próximo.... Entrada libre y gratuita..."

Lo importante es que era gratis. Minho le mostró la pantalla de su celular al mismo tiempo que Han se levantaba de golpe para decirle:

—Yo sabía que Chris no me iba a decepcionar, Lino, ¡terminan juntos!

Y cuando Han sostuvo la muñeca de Minho para leer el artículo, se alegró todavía más. Minho se ganó un abrazo sin haber hecho nada.

Era demasiado tarde para sugerir la película porque tenían que prepararse para salir, así que Minho abandonó el sillón y se metió a bañar. Iba a tener que pensar en otra cosa... Era muy fácil hacer reír a Han, nada más necesitaba tener una buena idea, algo fácil y efectivo... ¿Contarle un chiste era caer demasiado bajo? Probablemente sí.

Minho cerró la ducha y estiró la mano para agarrar la toalla.

—Hannie... —llamó desde la puerta del baño, abriendo un poco para dejar salir el sonido, con cuidado de mantener su cuerpo fuera de la vista. Han apareció frente a él, ojitos redondos llenos de curiosidad—. Me olvidé la toalla.

Han se rió.

— ¿Y yo qué tengo que ver? —preguntó.

— ¿Podés traer una?

— ¿Por qué? —Han lo provocó y sus ojitos brillaron— ¿No te animás a salir así?

— ¿Así...? —Minho vio la sonrisa en el rostro de Han haciéndose cada vez más grande—. Hannie, estoy en bolas.

Han se rió de nuevo. Después desapareció y Minho lo escuchó abrir la puerta de una de las habitaciones. Cuando Han volvió, Minho se puso contento al pedo, porque no era una toalla lo que traía.

— ¿Qué mierda es esto?

Han se rió otra vez.

—Es de Felix —dijo, como si eso explicara algo, y cerró la puerta.

Minho miró lo que tenía en las manos. Una especie de... –lo levantó, estirándolo para verlo mejor– arnés... con cintas de cuero y cadenas y lo que Minho suponía que era una gargantilla con un corazón de metal colgante. Le dio escalofríos.

Lo descartó por ahí y miró la segunda prenda: una minifalda negra. Dejó caer la cabeza sobre la pared de azulejos con un quejido y creyó escuchar a Han riéndose del otro lado.

¿Era más vergonzoso salir con el culo entero al aire y cubrirse el frente con las manos? ¿O salir con medio culo al aire y usando una pollerita ajena?

Serían pocos pasos, solo la distancia entre el baño y la pieza, y Minho no era un cobarde, pero Han estaba ahí afuera, esperando, y Minho no sabía qué estaba esperando...

¿Quería verlo en faldita? ¿Por qué tenía una faldita de Felix en su pieza? ¿Y qué era ese arnés? ¿Qué tan bonito se vería apretando el pecho de Han hasta dejarle la piel colorada, los dedos de Minho tirando del collar, haciéndolo arquear la espalda, un hilo de saliva cayendo por la esquina de su boca que Minho podría lamer...?

Minho salió del baño con la pollerita puesta. Han soltó una carcajada que Minho siguió escuchando desde la habitación incluso cuando Han ya estaba bajo la ducha.

Sorry, I love you [Minsung] 📒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora