Sorry, I love you [Minsung] 📒

07

Paso 5: mantener una conversación

Conversar es la mejor manera de establecer una relación con alguien. J y yo, como se habrán imaginado, conversamos todo el tiempo. Pero nuestras charlas son más bien mundanas –sobre las tareas de la universidad o cuántas monedas nos falta ahorrar para poder comprar el nuevo tomo del manga que nos gusta o el ocasional "mi mamá te manda saludos"– y ese tipo de conversación hace poco por acercarnos como algo más que amigos.

Voy a regalarle un libro que estaba queriendo leer, para que sepa que lo escucho cuando me cuenta cosas. Voy a buscar un resumen en internet –porque leerlo es mucho trabajo– y voy a conversar con J sobre el libro, para demostrarle que soy interesante y que puede hablar conmigo sobre las cosas que le gustan.

***

El último local por el que había pasado Minho antes de volver a casa era la florería. Cuando vio las flores amarillas y anaranjadas...

—Cosmos —le había dicho el señor de la florería con una sonrisa—. Aunque son un poco baratas... Si estás buscando un ramo para sorprender a tu novia, te recomiendo estas rosas, que son mucho más elegantes.

...Minho recordó la energía de Han cuando estaba contento. Recordó cómo se ponía inquieto y sacudía las manos y pegaba saltitos, necesitando descargar la emoción por el cuerpo. Recordó que se volvía más ruidoso, que era más fácil hacerlo reír y que hablaba sin pensar, sin poder controlar el volumen de su propia voz.

Y pensó que el amarillo y el naranja describían perfectamente lo que más le gustaba de su mejor amigo: los momentos en los que Han era feliz.

Además, sabía que a Han le gustaban las cosas alegres y bonitas. Por eso terminó comprando un ramo de cosmos y los combinó con fresias de los mismos colores, porque olían rico.

Cuando llegó a casa pensó que sería incómodo simplemente dárselo, sin tener una excusa. Así que paseó por el living con el ramo en la mano hasta que decidió ponerlo en un frasco con agua y dejarlo en la mesa, y cuando Han lo viera... Minho tendría que improvisar.

— ¿Este también sos vos actuando de novio o las compraste para decorar la casa?

—Las... —Minho suspiró—. Las compré para vos. Porque pensé que iban a gustarte.

—Me gustan.

Han sonrió. Minho no tenía idea de qué significaba, no sabía si la imagen que Han tenía de él había cambiado un poco, pero se recordó a sí mismo que, a fin de cuentas, esa sonrisa era la razón por la que estaba haciendo esto. Todo lo demás era insignificante.

—Te compré algo más —dijo, cuando terminaron de comer, y Han lo miró sorprendido.

—Lino... —Han sonaba como si estuviera por largarse a llorar de la emoción. Sostenía con cuidado el libro que Minho le había dado—. Lo conseguiste... Creí que estaba agotado.

No había sido nada fácil. La primera librería que Minho visitó no lo ayudó para nada. La mujer que lo atendió en la segunda librería le dijo:

—No vas a conseguirlo usado. Es un libro muy popular y salió hace poco... Preguntá en Circus. Si no lo tienen ahí, no lo vas a encontrar en ningún lado.

Minho casi la amenaza porque no estaba en sus planes comprar un libro nuevo, esas cosas valían el doble. Pero la señora tenía razón y, diez cuadras y un juguito de arándanos después, Minho finalmente llegó a Circus y encontró el libro que estaba buscando. Y lo compró, nuevo, para Han.

— "Sorry, I love you" —Han leyó el título—. Quiero leer este libro hace meses.

—Lo sé. Por eso te lo regalé.

Han lo miró y Minho hizo contacto visual y le dedicó una sonrisa practicada... que se convirtió en una sonrisa genuina cuando Han se apoyó sobre su pecho, abrazando el libro entre ambos, y le agradeció.

—Voy a leerlo ahora —anunció Han, volviendo a la mesa para sentarse con el libro abierto, aunque solo lo apoyó sobre la mesa cuando Minho terminó de pasar un trapo para limpiarla.

Minho se encargó de lavar los platos y limpiar la cocina, escuchando los sonidos que Han hacía detrás suyo mientras leía –ohh cuando se sorprendía, risitas cuando algo le gustaba y sus piecitos golpeando el piso cuando algo lo emocionaba–. Después, se sentó frente a Han con su carpeta de la universidad para terminar el maldito trabajo de Historia.

— ¿No vas a encerrarte a estudiar en tu pieza?

—Quiero estar con vos —dijo Minho, encogiéndose de hombros—. ¿No puedo?

Han se rió, pero no dijo nada más. Quería estar con Han, eso no era una mentira, pero tampoco podía ejecutar el quinto paso de su plan si se quedaba solo en su habitación.

— ¿Está bueno? —preguntó. Han contestó que sí sin levantar la vista de las hojas—. Leí que el personaje de la chica es encantador.

—Hmm... Sí, puede ser —respondió Han, medio distraído.

— ¿Puede ser? ¿No te gusta?

— ¿Sí? Sí, pero... —Han dudó— Creo...

— ¿Creés...? —Minho cerró la carpeta donde estaba escribiendo para prestarle atención y Han finalmente levantó la vista del libro para explicarle.

—La historia... es sobre un chico que quiere conquistar a la chica más linda de la escuela, pero... no es que la chica le guste, realmente. Es que sus padres lo están obligando a ponerse en pareja con una chica antes de cumplir dieciocho. Y... —Han bajó la mirada al libro un instante. Acarició las esquinas de las hojas—. El protagonista tiene un amigo. Y su amigo lo acompaña a lo largo de toda la historia. Está con él cuando está feliz y cuando le pasan cosas malas, y lo ayuda a relacionarse con la chica, y creo... —Han sonrió con timidez—. Creo que ellos dos hacen mejor pareja.