El poder del Pegaso, la magia más poderosa que podía existir en la tierra de las hadas del universo, era capaz de crear desde la vida hasta los mayores desastres. Era considerado demasiado poder para ser colocado en un solo sitio, incluso en hadas, algo que el universo había decidido que así sucediera.
Esto trajo consigo la ambición de muchas de estas a lo largo de los años, provocando que las leyendas y profecías aumentaran cada vez más, implantando en el planeta el deseo de alcanzar dicho poder que no les fue otorgado, sin importar los reinos que debían invadir, la sangre que debía correr y el peligro que significaría para el planeta esta decisión.
Pegasi se encontraba en una situación muy crítica, ya que su equilibrio mágico dependía de las estrellas asociadas a las hadas habitantes de dicho planeta, las cuales, al morir tras las batallas o invasiones, habían provocado que las constelaciones mágicas más poderosas desaparecieran del cielo nocturno. Aunque esto fue un factor fundamental para su deterioro, la batalla final que habían protagonizado las hadas guardianas contra el ejército del príncipe Alshain había resultado desastrosa: miles de hadas guardianas del reino de Ogost perdieron la vida, sin incluir las muertes que se producían a cada instante en los distintos reinos, ya que sus reyes y reinas estaban batallando unidos para volver a retomar sus tronos.
La batalla no había sido fácil para ninguno de los dos bandos: tanto los reyes como sus hijos habían decidido detener a todo un ejército de hadas poderosas, sin importar lo que podía pasar. Era evidente que ningún hada se detenía a pensar en las consecuencias que todo esto traería para Pegasi, ya que nadie conocía la profecía que el hada del Pegaso había contado en el sueño dimensional; solo dos hadas sabían de esto. Una de ellas era Selfya, esta, al presenciar cómo Alshain había arrojado a Ácrux hacia el vacío, no se detuvo a retener sus emociones y dejó que toda su ira tomara el mando de su magia y cuerpo, dejando al hada de las llamas sangrando en el suelo sin apenas aliento.
Todo a su alrededor comenzó a oscurecerse, el aire comenzó a fluir caliente y una gran luz azul y blanca impactó en el cielo rojizo, el cual reflejó las mismas tonalidades que esta había podido presenciar en el sueño dimensional.
La llegada de un nuevo planeta comenzaba a amenazar a las hadas que aún no eran conscientes de la magnitud e importancia de este. El fin de Pegasi se acercaba cada vez más, algo que en la profecía había sido recalcado; pero había líneas en esta que nunca fueron abordadas, secretos que nunca se descubrieron y errores que se dispersaron.
Con la gran amenaza que presentaba el planeta Drita para Pegasi aún había una última oportunidad para este, la cual era muy arriesgada e incluso en las circunstancias que se desarrollaban los hechos casi imposibles.
El hada del poder del Pegaso cayó tras la onda que impidió que su mano estuviera por mucho tiempo sujeta a la de su amada hada del Sirio. Este viajó a través de miles de rocas subterráneas y miles de lugares secretos que se encontraban por debajo del Cuadrado Elemental, el cual solo constituía la parte superior de un mundo debajo de Pegasi. Un lugar donde miles de criaturas y nuevas especies habitaban, un sitio que, si fuese conocido, las invasiones fueran mayores.
El poder del Pegaso, simbolizaba la vida, este podía ser destruido; pero no acabado tan rápido. Los sucesos que atravesó el hada hasta caer en el helado suelo habían formado una cicatriz nueva en su cuerpo, la cual significaría un cambio nuevo para él y para sus amigos, los cuales lloraban su muerte desde lo más alto.
—¡Ha caído! ¡Lo tenemos herido!
La colisión estelar se acercaba, acechando a las hadas y a Pegasi. Las nuevas sombras que se levantaban desde las profundidades de todos los reinos comenzaban a relucir entre la oscuridad. La sangre y muertes marcaban una nueva etapa de luto y dolor en el gigante naranja; pero, a pesar de todo lo negativo que comenzaba a relucir en dicho planeta, en lo más profundo, en las tinieblas, donde la oscuridad reinaba, se encontraba un hada. Un hada que mantenía una marca naranja, la cual, a pesar de tener los ojos cerrados y las manos ensangrentadas, continuaba brillando con intensidad, lo cual simbolizaba la última oportunidad que tenía el planeta para ser salvado después de todos los daños. En ese instante, el mayor poder había caído en las manos más oscuras disfrazadas de bondad, comenzando así una nueva etapa, donde el poder del Pegaso sería el poder definitorio para salvar a todas las hadas o para destruir a Pegasi y permitir la colisión estelar.
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PEGASI
FantasyEn el silencio y la infinita oscuridad que cubría su alrededor, se encontraba un gigante naranja, el cual contenía en su interior la especie más poderosa de todo el universo mágico: las hadas. Estas lidiaban con un gran peso sobre sus alas, al senti...