Capítulo catorce: Cueva Ténebris

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Esa noche, Voz había revelado un secreto que guardaba por mucho tiempo, lo cual había impactado a una de las hadas más poderosas de Pegasi, quien se encontraba confuso y repleto de nuevas sensaciones, las cuales no sabía expresar con simples palabras.

—¿Ácrux? ¿Estás bien? —preguntó Selfya al ver como el hada no decía ni una sola palabra.

Mantuvo el silencio por unos minutos, mirando hacia el frente, donde se reproducía la imagen de la futura colisión estelar. Suspiró profundamente y, luego de varios minutos, expresó algunas emociones.

—Lo siento... —dijo mirando hacia abajo.

¿Por qué pides perdón mi querido hijo? —preguntó Voz confusa.

—Todo este tiempo has estado junto a mí, me has aconsejado, ayudado y mis formas de tratarte han sido pésimas. Sé que mi pasado me ha enseñado a no confiar fácilmente, y menos en las cosas que suceden rápidamente y son completamente desconocidas, como lo era este sitio... como lo eras tú. Al estar aquí por tanto tiempo, he aprendido el valor de las cosas, la potencia que poseen las palabras y la importancia que conllevan los actos.

» Si no hubiese sabido que eras mi madre, las formas en las que me he expresado han sido erróneas y por ello me disculpo —suspiró abrumado—. Han pasado tantos años, tantos años en los que me preguntaba el porqué de muchas cosas, entre ellas tu ausencia. En mi mente te he culpado tanto por un supuesto abandono que nunca sucedió. Al ver las imágenes en el camino azul, algo dentro de mí se rompió. Pude sentir tu dolor, pude ver cómo lo diste todo por mí, y he sido tan desagradecido, un desagradecido inconsciente, ya que nunca supe lo que habías hecho por mí. Con ello no me justifico, así que te vuelvo a pedir perdón, madre.

—Oh, Ácrux, no debes pedir perdón, no eras consciente de lo que había sucedido. Todos estos años he estado atrapada, atrapada en un sitio del cual no puedo escapar. Mi magia no es lo suficientemente fuerte para romper la barrera mágica que me ata, mi cuerpo se encuentra dormido; pero mi mente está muy despierta. He esperado este día por mucho tiempo, había planeado las palabras para decirte cuando por fin lo descubrieras; pero nunca pude completarlas, nunca pude formar un texto en mi mente que pudiera expresar lo mucho que te he extrañado, lo mucho que he sufrido no estar junto a ti; pero a la vez me enorgullece que tus padres adoptivos te hayan cuidado y educado correctamente, sobre todo protegido, algo que nunca hubiese logrado estando bajo la amenaza de tu padre —dijo, intentando mantener la calma.

—¡Mi padre! Él es el causante de todo tu sufrimiento y dolor. ¿Quién es? ¿Quién es mi padre? —preguntó enojado.

—El tiempo se acaba, debes encontrarme antes de mañana. Un gran peligro nos asecha y debemos estar unidos para lograr salvar a Pegasi. Mi cuerpo se encuentra en la Cueva Ténebris —dijo, mientras el sueño dimensional iba desapareciendo.

—¡Mamá! ¡Madre! No puedes marcharte aún —gritó mirando hacia todos lados.

—Nuestro tiempo en el sueño dimensional se ha agotado. Por su seguridad, es hora de que vuelvan con sus amigos y logren encontrarme; ellos tienen las respuestas que buscan. Siento dejarte una vez más, hijo; pero todo es por una buena causa, espero que me encuentres —dijo antes de desaparecer por completo—. ¡Es hora de volver!

Las hadas cayeron al suelo en cuestión de segundos. El sueño dimensional fue desapareciendo, y con él estas volvieron a su realidad, la cual se había vuelto un lugar inseguro y desastroso. Mientras que estas completaban el trance de vuelta a la realidad, las hadas guardianas y la reina de Trillix se encontraban frente a ambas hadas, las cuales se encontraban con moretones por todo el cuerpo.

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