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“Sigo sin ver qué puedes enseñarme que yo ya no sepa.”

ㅤ“No es tanto enseñarte, si no más bien guiarte. El camino de la fuerza en ocasiones se puede hacer cuesta arriba si no sabemos cómo manejarla.”

Ambos estaban en lo alto de la colina en la que antaño Djarin pudo ver a Luke y Grogu. En aquella ocasión, pudo ver el lugar desde más cerca. Estaban sentados uno frente a otro, con espacio suficiente como para que Din se sintiese cómodo, sin el pensamiento de alejar de una patada al jedi de la morena. La postura de Luke era erguida y relajada, mientras que todo en Evana lucía tenso, como un animal en un espacio nuevo.

“¿Qué tal si intentamos meditar?”

ㅤ“¿Meditar?”

ㅤ“Es la mejor forma para estar en sintonia con nuestra fuerza.”

ㅤ“Genial...”

Era más que evidente que la morena no estaba tan segura como el rubio con aquella afirmación, pero estaban en su terreno y él era un caballero jedi, mientras que ella nunca se sintió una siquiera. Moviendo su cabeza sintiendo los músculos de su cuello tensos, se relajó tanto como fue posible respirando hondo. Fue un espectáculo divertido de ver, una mujer que siempre sabía cada movimiento que hacía y su porqué, parecía tener dificultad solo para mantenerse quieta en un mismo sitio.
ㅤTras unos largos minutos en los que Luke esperó con sus cejas alzadas y un quejido de parte de ella, asintió con la cabeza creyéndose lo suficiente lista para comenzar. Ambos cerraron los párpados al mismo tiempo, pero podía notarse como Skywalker fluía como el arrollo junto a ellos y ella seguía haciendo muecas, como quien busca la luz al final del tunel en medio de la oscuridad.

“Relájate, Evana.”   La voz de Luke sonó más suave, como una caricia de terciopelo, sin abrir los ojos.   “Céntrate en los sonidos a nuestro alrededor.”

Con una mueca disconforme, movió los hombros hacia atrás irguiendo su figura con los párpados cerrados. En medio de ese lío de pensamientos que era su cabeza apreció el sonido del arrollo que fluía, aves piando al otro lado asentados en un nido en la copa de uno de los tantos árboles que allí se alzaban, la respiración bajo el casco de Din Djarin que sonaba distorsionada de forma casi cómica y los pequeños saltos de una rana que sabía, aún sin verlo, que había llamado la atención del pequeño Grogu.

“Casi lo tienes.”

Era sorprendente la facilidad con la que podía leer ese hombre a las personas, incluyéndola a ella, que ni siquiera sabía leerse a sí misma en ocasiones. Respiró hondo una vez más, sintiendo su piel cosquillear como si una ráfaga de viento hubiese cruzado toda una galaxia para llegar hasta ella. Pudo entonces sentir la sonrisa creciente de Luke, sabiendo qué iba a decir antes que lo dijese.

ㅤ“Ahí está”   Sonaba diferente incluso a sus oídos, como si estuviese dentro de una cabina y él se hubiese quedado fuera.

ㅤNunca antes había hecho algo como aquello, pero se sintió como ver el mundo a través de otros ojos a pesar de tener los suyos cerrados. Podía escuchar la vida del planeta llamándola, los diferentes olores que habían estado mezclándose y no había reconocido en un primer momento, como la sabia de los árboles, la húmedas del arrollo o los tallos largos de bambú. Casi se sentía culpable porque el mandaloriano estuviese perdiéndose todo aquello.
ㅤEl mandaloriano... Din. Su cabeza se centró en él tras ese pensamiento. Pudo percibir el olor del cuero gastado que escondía sus manos, incluso el del metal del beskar que escondía ese rostro de forma casi cruel. La pólvora de algunas de aquellas armas sofisticadas, o ese olor que solo procedía de él que podia notar cuando pasaba por su lado.
ㅤEstaba tan sumida en aquellos pensamientos de mando que no notó cuando Luke abrió los ojos, pendiente a ella y orgulloso por lo rápido que pudo aprender a dejarse llevar sabiendo los miles de pensamientos que irrumpían en su mente causando un desagradable ruido constante.
ㅤLa dejó disfrutar de ese silencio, de la calma de la meditación, tanto como le hiciese falta. Él era capaz de llevarse horas en ese estado por simple placer, pero también tenía en mente ayudarla a controlar sus sentimientos negativos a la hora de usar su fuerza.

“Creo que voy a comenzar a meditar más a menudo.”   Habló por primera vez desde que comenzaron Evana, abriendo los párpados.

“¿Ahora entiendes por qué me gusta hacerlo?”   Preguntó Luke con una sonrisa cómplice.

ㅤLa morena lanzó lo más parecido a una risa nasal que había escuchado Din, y la primera vez que la escuchaba reír. Y lo peor, fue que ni siquiera era por él o con él, era como ser el espectador de un bizarro escenario en el que todo le hacía sentirse más y más molesto e irascible. Se sentía en un dilema mental. Nunca había sentido la necesidad imperiosa de proteger a alguien antes (a pesar de su hijo), la necesidad de que fuesen esas sonrisas para él, de que esas miradas fuesen dirigidas a su persona y esos comentarios divertidos estuvieran destinados al mandaloriano. Incluso de hacer cosas que creía en contra de su propia naturaleza. Se había sorprendido a sí mismo mirándola y pensando en cómo serían de suaves aquellos labios, de cómo se sentirían esos brazos rodeándole. No era algo que fuese a manifestar en voz alta, pero tampoco podía quitárselo de la cabeza.
ㅤPor otro lado, no había el más mínimo lazo que los uniese. Tal vez Grogu, por la forma en la que ella parecía haberse encariñado con el pequeño y viceversa, pero no más. No seguía su credo, no se consideraba mandaloriana. Era un libro cerrado con candado y guardado en una cámara acorazada. Un misterio que Din Djarin deseaba desenmascarar. Cuánto más creía conocer de ella, más dudas aparecían en su cabeza dejándole en vela. Era peligrosa, lo sabia, pero él también lo era. Realmente sentía que podía confiar en ella, que fuese un sentimiento real y no uno creado desde esa parte de sí mismo que no podía sarcársela de la cabeza, aún estaba por verse.

𝐒𝐏𝐄𝐂𝐓𝐑𝐔𝐌 |  𝘛𝘩𝘦 𝘔𝘢𝘯𝘥𝘢𝘭𝘰𝘳𝘪𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora