Capitulo 14.

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Al final termine durmiendo en la cama y él en el sofá, nuestra pelea de anoche fue algo imprudente y me sentía demasiado avergonzada no sabia que tenia una parte así dentro de mí.

Cuando me levante en la mañana, Tynas aún dormía en el sofá. Me bañe y vestí con un conjunto azul oscuro de una pieza, en mi cuello gindaba mi cadena familiar. En mis orejas dos enormes aretes y en mi dedo anular mi anillo.

Mi cabello estaba siendo sacudido por la brisa, era un día bastante soleado para ser las nueve de la mañana. Todos los empleados volvieron a la normalidad y algo me decía que ocultaban algo e encubriendo, y tal ves se arriesgarian a confesarlo. Si estaban a solas conmigo.

Había desayunado solo fruta, cuando desayunaba fruta era porque estaba inquieta, me molestaba algo o no andaba bien algo conmigo. Y realmente era así, porque no dejaría de tomar café por algo insignificante.

Miro con atención la piscina era hermosa, lujosa y perfecta. Sin embargo, mi atención va a mi teléfono el cual tomo entre mis mano y le escribo a mis padres en el chat grupal.

Familia:

Yo: Hola padres, espero se encuentren bien. Los hecho de menos.

Papá: Mi hermosa cereza, también te extraño. Hija perdóname.

Mamá: ¿Spencer sucede algo querida?

Yo: No, todo está bien. Solo quería disculparme por mi comportamiento.

Mamá: No cariño, nosotros somos lo que te debemos una disculpa.

Papá: Te extraño mi terrón de azúcar.

Yo: Y yo a ustedes, tengo que irme. Los amo.

Apago mi teléfono dejándolo caer en mis piernas y me recuesto en la silla playera, estaba demasiado aturdida. Amaba a mis padre. Sin embargó, aún me tomaría tiempo confiar en ellos, miro a mi alrededor aburrida y alguien me extiende una taza de café y un desayuno inglés.

-Margaret, te dije que no deseo comer-musito.

-Cuando comes frutas es porque algo te molesta-dice Tynas y abro mis ojos de golpe.

Lo observé cambiado y para mi mayor sorpresa, no tenía un traje elegante para ir al trabajo. En cambio, llevaba una vestimenta muy casual; Pantalones cortos de color negro y una camiseta blanca. El me mira de arriba a abajo y me extiende el desayuno, sin embargo lo ignoro.

-Por favor, Adara. Come algo.

-No me des órdenes.

-No te lo ordeno, te lo suplico.

Levanto mi mirada así el, tiene el rostro visiblemente preocupado. El ceño fruncido y los ojos apagados, tomo las cosas y como en silencio rendida. Cuando pienso que se irá, en cambio toma una silla playera y se sienta junto a mi.

-Gracias-susurro.

-Ok.

-Vamos, Adara.

-¿Qué quieres?-pregunto cruzando mis brazos.

-Quiero a mi esposa sonriéndome y comiendo correctamente.

-Deberiamos aclarar algo-digo-, lo que pasó este fin de semana no ocurrirá de nuevo. Escúchame bien Tynas, si te vas avísame y contesta el jodido teléfono. Así estaré más tranquila.

-¿Te preocupas por mi?-pregunto sonriendo.

-¿Acaso fue lo único que escuchaste?-cuestiono-. Si, me preocupo.

-Me alegra que lo hagas, te quiero Adara.

-Solo... deja de ser tan bipolar-gruño-. Somos tan iguales que corremos el riesgo de matarnos, el uno al otro.

Casada antes de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora