6. Secretos de amor

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               6. Secretos de amor

Severus no podía creer lo que estaba leyendo, un asunto era que tenía que liberar a como diera lugar del yugo matrimonial a Potter, y otro muy diferente tener que matar a un inocente que solo había caído con el hilo rojo equivocado. No era posible que él mismo se planteara de verdad la posibilidad de que una persona debía pagar con su vida por amar a quien no sabía que no debía amar.

¿Cómo saber quién era esa persona?, ¿Cómo evitar que alguien los ame antes de siquiera empezar a sentir algo por ellos?. Era consciente que el enlace Destino en sí mismo era una locura total, que no había calculado los verdaderos daños o consecuencias que podría provocar invocar magia oscura antigua, e incluso podía parecer un hipócrita al espantarse con tales declaraciones después de toda la sangre que derramó como mortífago, pero a estas alturas, cuando su corazón vivía por un amor tan puro como el de Henry, simplemente no podía soportar mancharse de sangre las manos y callar ante un sacrificio del cual sabría anticipadamente.

Tendría que prevenir a Potter de alguna forma antes de que Henry tomara el control de su cuerpo y comprendiera de prioridades, pero como avisar de algo que no sabes por donde llegará y sin alarmar a tu amado.

Un mago blanco como él no vería con buenos ojos algo tan siniestro como el pago en sangre que se requiere para Destino, y seguramente querrá intervenir así como lo hizo su amado Henry en su momento; sabía que iba preferir sin siquiera pensarlo, morir antes que vivir a costa del sacrificio de otra persona. Potter y Henry eran muy similares en ese aspecto, siempre haciéndose los mártires y queriendo salvar el día con su propia vida.

¡Malditos Potter y su instinto de nobleza más fuerte que el de supervivencia!

Lo primero que tenía que hacer era mejor calmarse y no quebrarse la cabeza antes de tiempo, el pobre sujeto ni siquiera aparecía aun y él ya estaba tratando de idear la forma de salvarlo. Había prioridades y esta era una cuestión de tercer plano que de ninguna forma iba a desviar el plan original de lograr tener a Henry a su lado.

De pronto, la decisión estaba tomada, a Severus no le importaría esa muerte si esta era inevitable y hasta esencial para que ellos vivan felices y juntos. Se propuso olvidar el asunto y seguir adelante con el curso que tomen las cosas, buenas o malas.

Volteó a ver el reloj y eran pasadas las 4 de la mañana, tenía que dormir para poder visitar a su amado por la noche. Se prometió que por nada del mundo faltaría a la cita en la madriguera, menos teniendo ganado demasiado terreno con Potter, él era el medio para llegar a su amado Henry y no perdería la oportunidad por un descuido de su parte.

Amaba a Henry demasiado y soñaba con volver a conversar con él, saber de una vez por todas lo que le había hecho el maldito de Tadeus aquella semana que lo tuvo en su poder. Afortunadamente en esta vida él tenía una enorme ventaja contra el señor tenebroso, estaba tan cerca de su meta al pertenecer poco a poco a su círculo más allegado, que no se daría cuenta del plan que construiría para eliminarlo totalmente, a él y a su descendencia.

Como era de esperarse, pudo dormir solo unas horas, pero no pudo descansar. Soñó con Henry junto a él, amándose y deseándose como esa primera y única vez, cuando de pronto, apareció Tadeus detrás suyo, entre los árboles, aunque su cuerpo no era como lo recordaba. Conservaba sus característicos ojos rojos de serpiente, pero pronto la figura que se mostró fue la de Lord Voldemort. Su señor lo veía directamente a los ojos mientras su mente se abría como mantequilla con un cuchillo caliente, en medio de su jaqueca distinguió en su mano algo brillante, pero no tuvo tiempo de identificarlo porque pronto sufrió de un dolor de cabeza insoportable que lo despertó agitado.

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