Destino

8. ¿Qué tiene que ver el amor con eso?

8. ¿Qué tiene que ver el amor con eso?

― ¿Qué pasa Sev?— expresó Harry extrañado — ¿Por qué te pusiste tan triste de repente?

―No es nada, pequeño. ―mencionó tratando de despejar su cara de cualquier rastro que demostrara decepción ―Es solo que recordé algo que tengo que hacer, y no puedo quedarme mucho más tiempo

―Oh, ya. Está bien, te entiendo si tienes algo mejor que hacer― admitió algo desilusionado, mientras fruncía un poco su labio con algo de disgusto

―No es eso, y lo sabes bien. Es sólo que estoy investigando sobre un hechizo que puede salvar varias vidas si se realiza bien, y podría ser útil incluso para ti

― ¿De verdad?, ¿Y de qué se trata, Sev? ―interrogó impresionado, y poniendo más atención que a cualquiera de sus anteriores clases de pociones

―Por ahora es todo lo que puedo decirte, pequeño― contestó cariñoso el ojinegro ―pero si todo sale bien, pronto te lo diré, es más, serás el primero en saberlo… créeme

―Eso suena a un futuro muy feliz para nosotros, ¿o me equivoco?

―Puede ser… ¿por qué quieres saber todo, Potter? ―cuestionó divertido el profesor

―Porque te amo, Severus. Quiero saber todo lo que tiene que ver contigo, así sean buenas o malas noticias.

Al momento que Harry acabó de decir esas palabras, envolvió sus brazos alrededor de la cintura del mayor, al mismo tiempo que su cara la colocó sobre su amplio pecho. Respiró pacíficamente el delicioso olor de hace unos momentos de pino y menta y se aferró más en su abrazo. Lo amaba tanto que parecía imposible, en tan sólo unas semanas ya creía ser el joven más afortunado del mundo al contar con un amor correspondido, el cual no era de cualquier persona, sino de nada más y nada menos que del maestro pocionista más increíble del mundo.

Por su parte, el pocionista quedó bastante choqueado con la promesa de amor que le había dedicado ese joven. Tenía que admitir que le llenó el alma de un calor que sólo había experimentado con pensar en Henry, y su corazón brincoteó con ternura al percibir aquel cuerpo tan cercano al suyo. Irónicamente, también le dolió una parte dentro de él, era como si traicionara a Henry, pero a la vez lo sentía correcto.

Así que en lugar de deshacer el abrazo, lo aferró más cerca de sí. Olfateó su cabello rebelde, y pudo percibir que olía idéntico al de su amado, hierbas silvestres y libertad; no pudo retener más sus lágrimas y mientras sostenía con calidez a Potter, dejó que aquel recuerdo fluyera con una fuerza increíble.

“…―Hueles delicioso― dijo el ojinegro, mientras olfateaba con embriaguez el cabello del joven y apretaba más sus brazos alrededor de éste

―Es que huelo a ti― rio pícaro el menor y, apoyando su mentón en el pecho contrario, miró directo a los negros ojos de su amante

―Tal vez― coincidió el pocionista ―aunque tú siempre has poseído un olor único e irresistible― una sonrisa ladeada se dibujó en sus labios

― ¿Ah sí?, Y dime, ¿a qué huelo?, que yo no lo sé― concentró toda su atención, curioso a la respuesta que le daría

―Pues... no sabría decirlo Henry, no es un aroma ya descubierto― acarició con ternura la mejilla del menor ―trataré de explicarlo― pausando un momento, mientras organizaba sus ideas, retomó la palabra un minuto después ―es como una mezcla de hierbas y plantas silvestres, como si pudieras oler la libertad y frescura, que un joven tan atractivo como tú solamente puede poseer, y es sumamente delicioso