Narra Meghan
- ¡Carajo Meg, levantate ya! - grita Angélique mientras brinca sobre mi y me pega con su almohada.
- No quiero, ¿porqué todavía no entiendes? - le pregunto cubriéndome la cabeza con mi almohada.
- En serio, esa es una de las preguntas más estúpidas que me has hecho en toda tu vida. - dice, al fin sentándose en su lado de la cama antes de soltar un búfido.
- ¿Porqué una de las más estúpidas? - pregunto mientras me siento y la miro.
- Es obvio... ¡Hoy es tu cumple! - dice emocionada levantándose de la cama para dar pequeños saltos.
- ¿Eso es hoy? Ya lo había olvidado... - le respondo rascándome la nuca para restarle importancia.
- Niña, te olvidas de las cosas importantes, pero no importa, apurate y prepárate para salir. - me dice con voz autoritaria saliendo de la habitación.
Llevo quedándome en la casa de Angélique desde que interrumpí la conversación entre Leilany y mi padre.
Todo este tiempo he estado pensando en las razones que debían tener mis padres para no decirnos que Leilany era adoptada, y puede que los entienda, pero eso no quita todo lo que siento. Me siento decepcionada, triste, traicionada, engañada, enojada. Es una mezcla de sentimientos que no puedo descifrar por completo, excepto el sentir de que mi vida es un engaño. Sí, puede que este siendo un poco melodramática, pero es la verdad. Si guardaron un secreto tan grande, ¿no tendrán otros secretos iguales o peores? Si yo me siento así, me preocupa mucho como debe sentirse Leila, pero supongo que ella también decidió distanciarse, lo más probable esta en casa de Quevin.
- ¡Meghan, ya nos vamos! - grita Angie desde el primer piso y salgo de la habitación con pereza.
- Si quieres tarda más, anda, que nadie tiene prisa y en especial yo. - dice demostrándome su lado impaciente.
- Si tanta prisa tienes, me hubieses levantado ayer o te hubieses ido tú sola. - digo revoloteando los ojos.
- Vale, perdón. - dice tranquilizándose y luego me coge la muñeca.
- ¡Adiós madre hermosa! - le grita cantado a su madre y me jala para salir.
Durante el camino solo escuchamos música, ya que mis ánimos de socializar no andaban muy altos.
- Llegamos. - me informa con una sonrisa después de estacionar el carro.
Salgo del carro todavía sin saber donde me encuentro, y ella me alcanza.
- Bueno, avancemos que quiero que disfrutemos lo más que podamos. - me dice alegre mientras decido mirar a mi alrededor para notar que estoy en un parque de diversiones.
- Gracias por intentar subirme el ánimo. - le digo agradecida.
Entre los lugares que más amo en el mundo, se encuentra cualquier parque de diversiones, simplemente me encantan y nunca me aburren.
- Sabía que te gustaría... Ahora, en serio avanza, que nos estan esperando. - dice antes de salir corriendo a la entrada del parque.
- ¿Nos y esperando? ¿Quiénes? - pregunto mientras intento alcanzarla.
Estamos en público, por lo que obviamente tengo que correr y actuar como una persona normal, ella lo sabe y se aprovechó.
Después de comprar los boletos, entramos al parque y dentro de mi creció rápidamente la emoción de una niña pequeña.
- ¿Ya me dirás quiénes nos estan esperando? - le pregunto llena de curiosidad.
- Ya verás, y sé que ya quieres montarte en todas las máquinas, pero solo aguanta un poco más, ¿sí? - me contesta finalizando con un puchero y yo asiento como respuesta.
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Si las reglas se pueden romper, ¿por qué no las treguas?
Novela Juvenil*EN PROCESO DE EDICIÓN* - Primero que nada, suéltame. - le ordeno levemente enojada y él me hace caso. - Segundo, no hay nada de qué hablar. - digo volteándome hacia él con los brazos cruzados. - Sí lo hay. No nos podemos seguir ignorando de por vid...