Capítulo 12: Comienzo del fin

4.1K 214 23
                                    

Narra Sebastian

No puedo creer que al fin tuviese la oportunidad de hablar con Meghan y estos idiotas me la cagaran. Es que para empezar, no sé porque quiero que nos hablemos, ella no es nadie importante en mi vida y lo único que hace es joder... ¡Claro! Al enemigo siempre hay que tenerlo cerca, y qué mejor manera que usarla como conejillo de india que puedo molestar para perder parte de el exceso de tiempo que tengo. En general, después de la llegada de esos estúpidos presentados, Meghan se fue, Leilany la siguió para dejarme a solas con Jared en su cabrona faceta de hermano celoso, protector y de muy mal humor.

- Ahora que estamos solos, espero que me contestes, ¿qué más pasó entre ustedes? - me dijo serio, ¿pero quién se cree esté para hablarme así?

- ¿Entre quiénes? - le pregunto con burla, pero enfadado.

- Ahora no estoy para tus jueguitos Sebastian. - me dijo con tono de amenaza. ¡¿Esté?! ¿Este simple plebeyo se cree que puede venir a amenazarme a mí?

- Yo tampoco para tus estupideces, así que estamos a mano y ya escuchastes decir a tu hermana que no teniamos porque decirles nada. Además, si alguien te tenia que venir con actualizaciones de su vida es tu hermana, no yo. - le digo con actitud borde porque detesto a los presentados y a sus malditos interrogatorios.

- Puede que esté a favor de tu familia y por eso seamos amigos, pero porque te conozco, no quiero ni dejaré que tengas alguna relación con mi hermana. - me dijo añadiendo a la faceta una actitud de sabio.

Já. Já. Já. Ni que yo tener una relación con ella, que gracioso. Como ya dije, Meghan solo es una chiquilla que utilizo para gastar mi tiempo, específicamente en la escuela, que no se crea más importante porque ni ella ni Jared lo son.

- De verdad tienes una gran imaginación. ¿Meghan y YO en una relación? Nunca. Ni en sus mejores sueños, así que tranquilo y adiós, porque no seguiré aguantando esta estupidez tuya. - dije primero con falso buen humor para luego volver a mi mal humor e intentar retirarme de la cocina, pero se interpuso en mi camino.

- Lo decía en serio Sebastian, no te quiero cerca de Meghan. - y vuelve, esté sí que no se rinde. Como respuesta rodé los ojos, solté un bufido y lo saqué de mi medio para encaminarme hacia mi auto.

Al entrar a mi precioso auto, descargue todo mi enojo con el volante, o sea a mi me han educado muy bien y siempre que soy visita debo comportarme lo más civilizado posible, por eso se salvó Jared de que le diera una lección de cómo debe tratar a sus superiores. Para colmo, ni pude hablar con Meghan que fue la razón verdadera por la que fui, ese trabajo de escuela que debía hacer con Jared no me importaba en lo más mínimo.

Después de mi desahogo en contra de mi pobre auto, me dirijo hacia mi casa.

- Llegue. - me anunció en casi un susurro cuando llego a casa, porque no tengo ningún ánimo de socializar hoy, pero sé que al menos alguien me pudo haber escuchado si estaba atento.

- ¡Papá, al fin llegó Seba! - gritá mi hermana desde el segundo piso. ¿Mi padre en casa? Que raro.

El tema es que mi padre es un rico empresario que administra parte de la empresa de mi abuelo, que en paz descanse. La otra parte es administrada por un hermano de mi madre, que bien desconozco y no tengo ni idea de quien puede ser. En general, mi padre era un socio de negocios de mi abuelo que se enamoró de mi madre, pudo ganar su corazón, se casaron, nos tuvieron a Emma y a mí y al morir mi abuelo, él recibió parte de la herencia, mi madre otra parte y el hermano de mi madre la tercera parte. Pero ahora él administra su parte y la de mi madre, lo que no le ofrece suficiente tiempo como para estar tan presente como se supone.

- Sebastian, sabes que mi tiempo SÍ es valioso, no puedes permitir que lo pierda esperando porque te de la gana de aparecer. ¿En dónde estabas? - me dijo al salir del despacho que tiene en casa.

Sí, se lleva el trabajo para el poco tiempo que tiene en la casa. Estaba vestido como siempre, representando el importante empresario que es y con un auricular que le transmite las llamadas al momento de recibirlas, para que no tuviese que andar con el teléfono siempre encima.

- Estaba haciendo un proyecto en casa de un amigo. No es mi culpa que decidieras aparecerte por la casa supuestamente para hablar conmigo sin antes avisar y esperes que esté aquí. Yo también tengo mis cosas que hacer y entre ellas no está estar a todas horas en la casa esperando que te des cuenta que tú familia es más importante que la empresa y decidas venir, ¿sabes? - digo escupiendo las palabras con parte del rencor que tengo guardado.

Esteban, mi padre, no siempre fue un amante del trabajo, todo empezó cuando mi abuelo se murió. Mi abuelo era como el padre que nunca tuvo y cuando murió, mi padre empezó a aliviar su pena con el trabajo. Al principio lo entendía, pero nosotros también lo necesitábamos y eso era lo que a él no le importaba, desde entonces nuestra relación no es muy buena que digamos.

- Miren a mi hijo, quién ya se cree lo demasiado hombre como para hablarle a su padre así, pero no te preocupes. Discutiremos este tema luego, ahora necesito que hablemos de hombre a hombre. - primero fue cínico, sé que lo que le dije le molestó, pero luego cambió a serio.

- ¿En el despacho? - le pregunté con la misma seriedad y él asintió.

Nunca hemos tenido una charla de "hombre a hombre", ya que no está presente y si no fuera porque somos parientes que vivimos bajo el mismo techo, podríamos ser hasta desconocidos. En otras palabras, estoy muy intrigado por saber que me tiene que decir.

Al entrar a su despacho, señaló una silla que había frente a su mesa de trabajo y él se fue por el lado opuesto a sentarse en su silla giratoria.

- Verás Sebastian, conoces sobre la tregua de paz que tenemos con la familia Adams, ¿cierto? - asentí.

- Quiero darle fin a la tregua.

- ¡¿Qué?! - no puedo creer lo que había escuchado anteriormente.

- No tan solo darle fin a la tregua, sino que también a la familia Scott, que es la responsable de todo lo ocurrido, para que los Adams de una buena vez recapaciten. Si alguno de ellos o cualquier otro, no entiende nuestro propósito y tratá de impedir lo inevitable, sufrirá las mismas consecuencias que la familia Scott. Ahora, ¿mi hijo me ayudará o será un cobarde?

Si las reglas se pueden romper, ¿por qué no las treguas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora