Capítulo 4: El líder de idiotas está de vuelta - Parte 1

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Narra Sebastián

Me levanto por los malditos rayos de sol que entran por mi ventana, probablemente mi madre abrió las cortinas durante la madrugada para que ésto pasara. Ahora, me tengo que levantar temprano un viernes, porque no fui a la escuela durante toda la semana y mi madre me está obligan a asistir hoy. Ni que lo necesitara. Pero ella dice que, de todos modos, todos los años añaden material nuevo. Sobre todo... No sabe de lo que habla.

Al fin, decido levantarme de la cama con toda la calma posible. Camino con paso arrastrado hacia el baño y, cuando termino, voy hacia mi armario a ver qué me pongo.

Luego de ponerme una simple remera azul de cuello "V" con una chamarra negra de cuero, un pantalón medio ajustado negro y unas botas negras, bajo a la cocina. En la cocina, me encuentro con mi madre y Emma, mi hermana menor.

- ¡Buenos días, amor! ¿Cómo amanecistes? - saluda Emily, mi madre, con alegría.

Volteo hacia Emma y simplemente despega la mirada del libro para darme una sonrisa, luego vuelve la vista al libro y continua desayunando al mismo tiempo.

- ¿Por qué me ignoras, Sebastian? - pregunta mi madre. No respondo.

- ¿Es por hacerte ir a la escuela, cierto? - vuelve a preguntar. Di un asentimiento de cabeza casi invisible, pero ella lo nota y sonríe.

- Está bien. Ya no tienes que... - la interrumpo.

- ¡Finalmente recapacitastes! - digo dramáticamente extendiendo mis brazos hacia el techo.

- ¿De qué hablas? - me pregunta mi madre riendo por lo bajo.

- De que ya recapacitates sobre el tema de que no tengo que ir a la escuela. ¿Cierto? - digo esperanzado y luego cambio a tono de duda, ella sonríe y niega con la cabeza como si estuviese cansada de lo mismo.

- Sebastian, ya hablamos de esto y vas a ir, punto.

- Pero no es justo, ya estoy harto de tomar lo mismo y lo mismo cada año. Por favor, entiéndeme. - le suplico.

- Seba, ya rindete, sabes que no va a ceder. Solo aceptalo. - dice mi hermana después de resoplar cansada de escucharme.

- Emma, mejor no te metas, ¿vale? Para ti es fácil, porque andas metida en tu mundo artificial de lectura, te gusta ser buena estudiante y también te gustaría ser un rol a seguir o algo importante. A mi no me importa nada de eso, no me interesa hacer nada en especial con todo lo que me resta de vida, así que no tengo nada que hacer allí. - le explique, a ver si al fin me entendían y podíamos hablar el mismo lenguaje, el lenguaje de Sebastian.

- Por eso mismo, hijo, debes ir y motivarte a hacer algo. ¿No te interesa ser doctor o empresario como tu padre? De verdad me preocupa eso de que no quieras hacer nada con lo que te resta de vida, porque quiero lo mejor para ti. - dice con tono calmado y en sus ojos se veía la preocupación y la tristeza que le daba escucharme decir aquellas, que ahora pienso, estupideces. Me duele verla así.

Esta bien, tal vez no sea tan malo el darle una oportunidad a algo que me guste o lo que sea, para hacerla feliz.
- Ya. Vale. Voy a ir a la escuela. - digo soltando un bufido.

No podía dejar que viera que tengo un lado vulnerable, sé que lo sabe, pero aún así tengo que seguir siendo el chico intimidante que no le importa nada. Sí, ese soy yo.

- ¡Gracias, mi vida! ¡Al fin! - dijeron mi madre y mi hermana al mismo tiempo. Mi madre obvio dijo lo del "¡Gracias..!" con una sonrisa y mi hermana lo otro con un suspiro de alivio.

- Oigan, pero lo hago porque quiero, así que no se la vivan tanto. - digo en tono de advertencia y tratando aparentar estar serio.

- Claro, como digas. - dice Emma con una sonrisa.

** HORAS DESPUÉS **

Ya es almuerzo y voy de camino al comedor con Amador, mi mejor amigo, Kaled y Jared. Cuando ya estamos apunto de entrar, paro y ellos me imitan.

- ¿Todo bien? - pregunta Kaled.

- Voy al baño, ustedes sigan, luego los alcanzo. - digo serio.

Como siempre, Kaled y Jared acatan mis ordenes sin preguntar, aunque esta vez Kaled no le dio importancia encogiéndose de hombros, pero Amador se quedó.

- ¿Qué te pasa? ¿Paso algo en casa? ¿O a alguien? - pregunta Amador preocupado.

- No. Exagerado, simplemente quiero ir al baño. ¿O acaso no puedo ir al baño? - digo con burla y riendo levemente. Que paranoico este.

- Si tú lo dices... - con eso ya dicho se volteó y corrió hasta alcanzar a los chicos.

De camino al baño, con la mente en otro mundo, choqué con algún idiota que no veía por donde andaba. Decidí bajar la mirada para ver quien fue el enano que se interpuso en mi camino y noto que es Meghan. Cambio mi mirada enojada a una de diversión y una sonrisa de lado, mientras ella me miraba asombrada.

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• Kaled Clark en multimedia

Si las reglas se pueden romper, ¿por qué no las treguas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora