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ㅤㅤㅤㅤHabia amanecido y el sol se alzaba entre los árboles. Yo me encontraba a orillas del río Peneo, cortando el pasto más largo que daba mala imagen al lugar. Las ranas saltaban y corrían de aquí a allá. Algunas aves se detenían a beber agua y un ciervo les copiaba.

— Van a hacer que mi padre se enfade si se acaban toda el agua del río.

Mire a los animales, mi expresión era suave ante mis palabras algo quejosas. Los animales me miraron por unos segundos y pasaron de mí, suspire mientras seguía con mi trabajo.

— ¿Hablas con los animales? No actúas tan humana como creí.

Allí estaba Apolo, con sus hermosas prendas y el cabello iluminado por los rayos solares. El color durazno de su pelo brillaba mas.

— Soy ninfa, no olvides eso. ¿Qué te trae aquí? Pensé que volverías hasta el mes que viene.

— Si quieres me voy y no te molesto.

Solté aire ante su comentario, a veces me hablaba como si fuera un niño regañado con tal de ganarse mi favor. Negue con la cabeza.

— Puedes quedarte, solo no pises las flores.

Lo vi por el rabillo del ojo. Como su rostro se llenó de triunfo, cerro el puño y lo movió en señal de alegría por su victoria sobre mí. Era un chiquillo. También lo vi acercarse a mí, poniéndose de cuclillas para verme de cerca mientras arrancaba la mala hierba, sus dorados ojos miraron mis manos.

— Luces como una campesina con esa trenza y trabajando así. Podrías hacerte pasar por una sin duda.

— ¿Eso crees? Tú luces como un bufón.

Se rió a carcajadas. Incrédula por su reacción lo voltee a ver completamente.

— Alguien tan bello como yo no merece ser llamado así, Dafne. Aunque lo dejaré pasar solo porque me agradas.

— Eso es bueno. — Dije.

— ¿No te gustaría enseñarme algo de lo que sabes hacer? Siempre soy yo quien te enseña.

Parpadee y volteo a ver mis manos sucias por la tierra y la mala hierba. Me hundí en lo profundo de mi mente preguntándome si era solo una jugada suya para estar cerca mío o si en verdad tenía curiosidad por esto, digo... Es un Dios de años, no hay cosa que yo sepa que él no.

— ¿Qué cosa te gustaría saber?

— Yo que se, solo enséñame algo.

— Está bien.

Me puse de pie y dejé la mala hierba junto al resto que ya había terminado de cortar antes. Sacudí mis manos, tome la punta de mi vestido y la doble para dejar ver las piernas hasta el nivel de la rodilla.

— Te enseñaré a arrancar algas que si las dejo allí, harían resbalar a mis hermanas.

— ¡Bien! — Exclamó.

Lo mire replicar mi acción pero con su ropa, sus piernas eran firmes y fuertes, podrían correr una carrera sin titubear. Tenia la piel perfecta y sin líneas, diferente a las del cazador.

Camine hasta la orilla del río, donde y con cuidado me adentre sin perder de vista lo que mis pies pisaban, el usar sandalias lo hacía más fácil. Se agache con ligereza, la punta de mi trenza toco el agua mientras mi mano se adentro buscando algo. Un par de segundos pasaron antes de que yo sacara un puñado de algas.
Cuando Apolo dio un paso dentro del agua parecía el más hermoso de los seres, sus piernas se movían con una delicadeza que ni siquiera yo podría imitar siendo una ninfa, seres conocidos con lo gracil de sus gestos.

──𝐃𝐀𝐅𝐍𝐄. «Apolo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora