Salto

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Ahora el escenario era nuevo, Miguel no se despertó en la rama del árbol en donde se había dormido anteriormente junto con Peter, ahora estaba acostado en el suelo de un parque que le era familiar, y a lo lejos una May de unos 5 años jugaba con alegría. El sentimiento cálido que inundo su pecho lo tranquilizo, y pronto ya nada importo. La escena era tan natural, tan tranquila.


Poco rato después de que despertó de su siesta Peter se acostó al lado de él y apoyo en su costado, soltando un ruidito de gusto, como si el musculoso brazo de Miguel fuese un lugar cómodo. Eso le saco una sonrisa al moreno, su propia voz no llego a sus oídos, pero no le hizo falta para comprender la charla tranquila con el castaño, hablando de cosas triviales y que no importaron mucho.


La pequeña pelirroja interrumpió su juego para ir corriendo hacia ellos, parecían tan felices.


—¡Miguel!


No entendió porque Peter comenzó a llamarlo, estaba justo a su lado.


—¡Miguel!


La pelirroja ya casi llegaba a sus brazos, el los estiro para darle un abrazo, casi anhelando el contacto, como si de su propia hija se tratase.


—¡Miguel!



Entonces, abrió los ojos, y deseo no haber soñado nada.


El golpe de la amarga realidad le causo disgusto, Peter aún estaba entre sus brazos, y parecía algo divertido con toda la situación.


—Lo siento por despertarte, pero es que tengo que ir al baño—Y de no haber sido por ese inconveniente, Peter hubiera permanecido callado, viendo la cara pacifica del moreno mientras dormía, y su pecho vibraba con un agradable sonido parecido al de un motor suavecito, nunca estuvo consiente de que hacia ese ruido cuando dormía durante esos años de conocerlo.


Lejos de la línea de pensamientos, el latino seguía enojado por la forma en la que se despertó. Soltó al castaño, al que no se había dado cuenta de cuan fuerte estaba apretando hasta que lo dejo ir, y se reincorporo.


—Quítate ya—Miguel se tallo los ojos al verse una vez más expuesto a la luz de día, que, si bien seguía tenue gracias a las abundantes nubes, aun así, le resultaba algo molesto. Todo el tiempo que habían estado en ese mundo tuvo que soportar las jaquecas que le generaba la continua exposición a la luz.


—Ay, no te pongas así, bueno, iré a un...árbol—El moreno contesto simplemente con un asentimiento, no interesándole mucho en donde Peter hacia sus necesidades.


—Vamos a irnos en cuanto termines, apúrate—Peter parecido indeciso, pero finalmente se decidió por darle una sonrisa brillante y decir algo que termino de hacer enojar al moreno.


—Voy, por cierto, no sé si lo sabias, pero cuando estas dormido ronroneas—El ceño se le fruncio luego de escuchar a Peter, y aunque sabia que lo que decía era verdad, no lo admitiría en esta vida, era vergonzoso.

Endless dream-ParkHaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora