Un mundo con dragones y un tuerto loco[Lucemond]

Capitulo 2: Aemond el loco

Lucerys creía inútilmente que las cosas volverían a la normalidad después de no salir al bosque y permanecer encerrado en su habitación, negándose a salir. Sin embargo, en la casa comenzaron a ocurrir sucesos extraños que nadie podía explicar. Estos acontecimientos llevaron a sus padres a decidir regresar antes de lo esperado, y sobre todo, Lucerys anhelaba volver a casa.

Durante las noches, las ventanas se abrían por sí solas y la puerta se abría de igual manera, sin niguna explicación lógica. Estos fenómenos inexplicables llenaron la casa de un aura misteriosa y desconcertante. Lucerys, a pesar de su negativa inicial, comenzó a sentir una creciente inquietud y curiosidad por lo que estaba ocurriendo.

Aquella voz del pozo volvió a llamarlo
una noche, la voz cambió. Ahora era masculina y parecía pertenecer a un joven, posiblemente un adolescente. Lucerys estaba decidido a no volver a ese lugar y, mucho menos, casarse con Aemond. A pesar de que Rhaenyra, su madre, había planeado irse en dos días, Lucerys quería marcharse de una vez por todas. Entendiendo su deseo, Harwin,llamó a Jacaerys para que buscara a Lucerys y lo llevara de vuelta a casa.

Con una sonrisa en su rostro, Lucerys comenzó a empacar su maleta mientras tarareaba alegremente una canción de Queen, su banda favorita. De repente, un golpecillo en la puerta llamó su atención y Lucerys vio a Aemond parado allí, con una expresión avergonzada.

"Lucerys, perdóname por mi mal comportamiento... Me dolió mucho cuando me rechazaste", dijo Aemond, con tristeza en su voz.

Lucerys miró a Aemond con sorpresa. No esperaba escuchar esas palabras de su tio. Se dio cuenta de que Aemond había cambiado, que había aprendido de sus errores y estaba dispuesto a ganar su perdón.

Lucerys sintió una pequeña punzada de compasión por Aemond. A pesar de todas las reservas que tenía sobre su relación, no quería que sufriera innecesariamente. Bajó la mirada por un momento y suspiró.

"Aemond, entiendo que te haya dolido cuando te rechacé, pero debes comprender que mi corazón....no siente nada por ti"

Aemond asintió con la cabeza, desanimado. "Lo sé, Lucerys. No puedo obligarte a amarme".

El ambiente se volvió incómodo y tenso en esa habitación mientras ambos jóvenes se enfrentaban a la realidad. Lo que parecía un futuro prometedor para Aemond hace unos días ahora se desmoronaba en frente de el.

Lucerys decidió romper el silencio, intentando consolar a Aemond. "Eres una persona maravillosa, Aemond. Estoy seguro de que encontrarás a alguien que te ame como te mereces".

Aemond sonrió con tristeza. "Gracias, Lucerys. Espero poder encontrar ese amor algún día". Luego, sin decir una palabra más, se marchó de la habitación, dejando a Lucerys solo con sus pensamientos.

Lucerys, a pesar de ser un omega muy atractivo y deseado, nunca había experimentado el amor por un alfa, ni siquiera había tenido pretendientes el celoso Aemond, siempre se preocupaba por mantener a los alfas alejados, consciente de los peligros y desafíos que podrían surgir en una relación de este tipo. No importaba cuán encantador o encantadora fuera Lucerys, Aemond siempre se aseguraba de protegerlo y garantizar su seguridad,además, Aemond protegía a Lucerys de otros alfa, ya que él anhelaba ser el único hombre en la vida de Lucerys.

Cansado de pensar, Lucerys se ocupó finalmente de desempacar y sonrió aliviado al escuchar la bocina del auto. Feliz, Lucerys tomó su maleta y corrió emocionado hacia su hermano Jacaerys, quien ahora vivía en su propio departamento y estaba ocupado con la universidad. Había pasado mucho tiempo desde que Lucerys había visto a su hermano y estaba emocionado por su llegada.

Sin poder contener su alegría, Lucerys se abrazó fuertemente a Jacaerys.

"¡Oye, nunca vienes de visita!" exclamó Lucerys mientras golpeaba de manera juguetona el brazo de Jacaerys.