Tres años

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Noche del treinta de julio.
Vale, cincuenta y seis minutos de las doce
habían pasado ya aquella noche,
así que en realidad treinta y uno.

Justo en este momento hace tres años,
de las doce y cincuenta y seis de la noche,
cuando por primera vez escribiría una poesía
que tres años después está arraigada a mi nombre.

Permitidme que me extienda,
aunque sea por una vez
a contar qué es lo que me lleva
a en ese momento mi primer poema hacer.

Pues yo me había enamorado
de una chica que semana atrás conocí;
fue un verdadero flechazo,
amor a primera vista yo sentí.

Tanto hablamos y tan bien empezamos
que yo ya estaba muy confiado,
a pesar de que estaba en fase de cambio
de que esto pudiera llevar a algo.

Lógicamente no diré su nombre,
pero quieres me conocen lo saben,
de quién estoy hablando
y a quién estoy mencionando.

Lo que pasó es que me paralicé,
a pedirle redes o número no me atreví,
mi mejor oportunidad la perdí
y no la seguí pudiendo conocer.

Justamente llegó el día
en el que a casa tras un mes
ya definitiva a casa volvería
y en dos años no la volví a ver.

Me acuerdo cómo la quería
y cómo contactar con ella
era lo que más en el mundo deseaba
y por seguir hablando con ella moría.

En dos meses no volví
a nada más escribir,
pues ni siquiera pensé
que en tanto se iba a convertir.

Y ahí es donde empezaron
esos malditos versos pasionales,
en el momento que volví a Bonares
después de lo que sentí como otro desengaño.

Esa es la historia de cómo empecé,
de cómo esta historia pasó
de alguien buscando un cambio
a enamorarme de un flechazo sin querer.

Ya no sé si fue bueno o fue malo,
pues aunque un gran avance resultó,
igualmente mi corazón se rompió
por cosas ajenas que afectaron al resultado.

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