Sin dormir

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Dos semanas de mi vida entera
pasé tirado en la cama,
cansado y con sueño, pero nada.
Que por culpa de aquello dormir no lograba.

Es por lo antes mencionado,
por aquella historia que conté,
aquella chica de cual me enamoré;
no solo el corazón, el sueño me había quitado.

Dos semanas sin verla pasaron
y sin tener ningún contacto
que me terminaron rematando.
Oh, qué mal lo estaba pasando.

¿Qué queréis que os diga?
Yo, desde aquel bendito día
ya yo soñaba despierto
con que aquella diosa fuera mía.

Fíjate si estaba loco de enamorado
para estar tanto sin dormir,
por alguien que luego ni es para mí,
pero yo ya eso lo había idealizado.

Pero normal que me enamorase;
ay, si la hubiérais visto.
Y parecía que se iba a quedar conmigo
pero le mintieron y prefirió olvidarme.

¿Por qué estuve catorce días
sin siquiera un minuto dormir?
No estaba de ese virus contagiado,
pero sí tenía un dolor que no pararía.

Y no, no era de la rodilla,
cual también sigo teniendo,
sino un dolor más bien interno,
porque aun sin tocar, me clavé esa espina.

Espina que no venía de una rosa,
pues jamás alguna pude regalarle
ni pienso que fuera siquiera a gustarle,
pues todo regalo es poco para tal diosa.

Así que pasé dos semanas
no solo siendo infeliz,
agobiado y sin dormir,
con ansiedad por que su contacto me dejaran.

Ni hice ni creo que vuelva a hacer
ni pasé ni creo que vuelva a pasar
todo lo que por ella hice
ni todo por lo que ella pasé.

Pero es que el daño
siempre lo tendré marcado
y ni pudiendo superarlo
creo que algo así pueda olvidarlo.

Lo Que Disfruto HacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora