Relato de cama

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Bienvenida a mi casa,
vamos subiendo a la cama,
que a ella puedes ir sin ropa,
pues a quitártela estás invitada.

Te abrí la puerta y me besaste,
qué rápido ha sido todo,
es que tardaste muy poco
y pronto tú me calentaste.

Fue decirte lo de la ropa,
que ahora mismo sobra
y de inmediato te volviste loca
y te la quitaste toda.

Ya venías sin ropa interior,
con esa camisa y ese pantalón,
no llevabas siquiera sujetador,
sabía ya que venías a hacer el amor.

Vamos a ver ahora qué hacemos,
qué tal si a besos nos comemos
y mientras mi ropa también sobra,
voy el sabor de ese tesoro conociendo.

Me pediste que te quite el pantalón,
que al quitarme el mío yo,
lo tiré y con el tuyo se enredó.
Una muy cercana premonición.

Premonición porque sería
más bien una señal de lo que venía
y más cuando tan intensamente gemías
cuando solo mi lengua entre tus piernas tenía.

Dejé mi camiseta tirada
por ahí por el otro rincón;
le quité después la suya;
pasó lo mismo que con el pantalón.

Hasta la ropa cobró vida
y sola aún más se enredó
cuando desnudo entré en ti;
se estremeció hasta la habitación.

Me pego a mi cuerpo tus nalgas
y más altos suenan tus gemidos;
más altos suenan cuando estás encima;
esta noche seguro que soñarás conmigo.

¿Te gusta cómo te hago mía?
¿Disfrutas de lo que estamos haciendo?
Sé que sí porque a todos nos gusta el sexo;
sé que ambos queremos que seas mía.

Tú sacas mi más tierno lado,
lo más romántico y cariñoso,
pero quieres que culmine dentro
es lo que juntos estamos creando.

Creando esa atmósfera de sexo,
de un erótico y perverso ambiente,
volviendo el más frío invierno tan caliente;
por eso, ya culmino en ti, bien dentro.

Lo Que Disfruto HacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora