A oscuras

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Rozaban las diez,
aún el atardecer
y ella me llamó
porque me quería ver.

Estaba en la playa
con unos amigos
pero me dijo que me quedara,
que vendría conmigo.

Todos se iban y yo me quedé.
Ella iba en bikini y nos bañamos a las diez.
Poco más tarde se calentó y me calenté.
Me quité el bañador y su bikini se lo quité.

Era ella quien quería esto,
una noche distinta, como ninguna.
Pero no pensábamos en sexo,
aunque ocurrió a oscuras.

Teníamos los móviles en la arena,
fue ella quien no quería linternas.
No quería volver a casa ni siquiera,
así que a oscuras poseí a esa reina.

No fueron dos, tampoco una vez.
Sino que fueron ya tres
las que en la playa ella y yo
cosas sucias llegamos a hacer.

La teníamos para nosotros
entera, pues estábamos solos
en toda la inmensidad de la playa;
en arena y mar hicimos de todo.

Y aunque estábamos a oscuras,
tan inconfundible es su figura
que sabía perfectamente
cómo tomarla de la cintura.

Me encantan esas caderas,
tomar esa cintura,
tenerla encima rebotando a oscuras.
Adoro esa preciosa figura.

Lo Que Disfruto HacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora