Capítulo veintitrés.

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— ¿Cuál es tu tipo? — Cuestionó cierto ente, volteando a ver al híbrido de conejo, quien jugueteo con sus manos antes de responder.

— Uhmm, no lo sé, me conformo con todo. — Bromeó, pero diciendo la verdad, sin estar demasiado seguro de que tipo de personas le gustaba.

— Conoce a Farfa, así te lo llevas y Spreen queda solo para mí. — Argumentó, acariciando suavemente el cabello del osezno que se encontraba sobre su regazo.

— ¿Farfa? ¿Quién es? — El ente se quedó paralizado al oírlo, clavando su mirada en el relajado rostro del argentino, quien aún seguía dormido.

— ¿Él no te habló de Farfadox? Así como ves a Spreen con cara de buenito es un hijo de puta cuando lo desea. — Conter ahora estaba más confuso que antes, reflejando eso en su rostro, se quedó en silencio esperando a que el ente prosiguiera. — Farfa, bueno, Farfadox, fue el otro pretendiente que Spreen tuvo. — Suspiró al recordar todo lo que había sucedido. — Digamos que Spreen me invitó a una fiesta, una donde estaba Farfadox y bueno, me encontré con la hermosa escena de Spreen y Farfadox besándose. — Conter abrió los ojos con sorpresa, incrédulo ante lo que oía, llegando hasta cierto punto a dudar.

— ¿De verdad hizo eso? Uhm. — Se quedó pensativo, admirando el rostro del ente por unos segundos, este asintió con la cabeza sin despegar la mirada del osezno.

Perdón Shadoune, soy un boludo de mierda. — Murmuró el osezno, abriendo sus ojos, haciendo contacto visual directamente con el mayor, este último apartó la mirada incapaz de verlo a los ojos. — ¿Aún duele? —

— ¿Hace cuanto estás despierto? — Interrumpió el albino, Spreen lo miró y sonrió levemente nervioso.

— Hace un buen rato, me gusta escucharlos hablar. — Confesó, acomodándose sobre el ente, quien aún mantenía su mirada en otro punto. — De verdad perdón por todo lo que te hice, estuvo mal y por lo mismo quiero arreglarlo, mereces todo lo bueno, francesito boludo. — Logró robarle una leve sonrisa al contrario, sintiéndose satisfecho con eso.

— Estás bien pendejo, Spreen. — El dúo volteó a ver al albino, este se cruzó de brazos fijando su mirada en el azabache. — Vuelves a hacer una estupidez así y te juro que te voy a dar la lección de tu vida. — Amenazó, dándole un golpe en la cabeza al azabache, esté no soltó queja alguna, viéndose en una posición complicada para defenderse o justificarse.

— Me lo merezco, lo reconozco, por eso trató de hacer las cosas bien ahora. — Se aferró al europeo, usándolo como escudo humano contra los golpes del otro híbrido.

— Le debes una a Shadoune, dale una recompensa. — El ente mostró su conformidad asintiendo suavemente con la cabeza, Spreen al contrario, se negó.

— Ya se la di, créeme que es mejor que no escuches lo que le sigue a la historia de esa noche. — No entró en detalles, Shadoune no pudo hacer más que sonreír levemente recordando el encuentro que tuvo esa noche con el argentino.

— Veo que ustedes dos no desaprovechan el tiempo. — Mencionó el mexicano, tomando su celular para revisar la hora. — ¿Vamos a comprar? —

— Vayan a comprar y yo me doy un baño. — Propuso Shadoune, sabiendo que Spreen podría guiar a Conter y que su presencia tampoco era realmente necesaria.

— No, te quiero cerca mío. — Reclamó el osezno, abrazando al ente con poco cuidado, esté rio tomando suavemente las caderas del argentino para apartarlo lo suficiente.

— Solo un ratito, ¿sí? — Spreen se quedó en silencio, finalmente accediendo a la petición del mayor, levantándose para que el ente también pudiera hacerlo.

Fotos - Shadreen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora