Que tonto soy

57 4 0
                                    

Daniel siguió caminando por las bulliciosas calles de la ciudad, perdiéndose entre el gentío y los ruidos que componían la sinfonía diaria de Nueva York. La vida en esta metrópolis nunca paraba, y después de un tiempo, al notar que ya era más del mediodía, decidió que era momento de hacer una pausa. Se detuvo frente a una cafetería con un letrero de neón parpadeante y decidió entrar para comer algo.

El aroma a café recién hecho y pan recién horneado lo envolvió al cruzar la puerta. Se dirigió a una mesa en la esquina, desde donde podía observar el ir y venir de los clientes y la vista de la ciudad a través del gran ventanal. Mientras esperaba su orden, algo comenzó a revolver su mente, un pensamiento que no había tenido hasta ahora.

- He llegado a una conclusión... - murmuró para sí mismo, observando su reflejo en el vidrio. - Soy guapo... ok, no. Eso suena muy narcisista, pero... - soltó una leve risa y desvió la mirada, dándose cuenta de cómo algunas chicas, especialmente adolescentes, lo miraban y murmuraban entre ellas. Notó cómo sus ojos se iluminaban al pasar frente a ellas, sus risitas nerviosas y miradas furtivas. Obviamente, no hizo nada al respecto, después de todo, muchas de esas chicas parecían ser estudiantes menores de edad, probablemente entre 15 y 17 años. No, gracias. No quería complicarse la vida con eso.

Mientras se deleitaba con su almuerzo, una noticia en la televisión captó su atención. La imagen de Tony Stark, el multimillonario y famoso playboy, llenaba la pantalla.

<< El multimillonario y playboy Tony Stark ha sido reportado como desaparecido mientras se encontraba en uno de sus viajes al extranjero. Aún se desconoce el paradero del empresario... >>

Daniel casi escupió su café.

- ¿Qué? - exclamó, incapaz de contenerse. Su expresión de incredulidad no podía describirse con palabras. Según las noticias, ¡Tony Stark había desaparecido!

- ¿Desaparecido? ¿Qué está pasando? ¿Quién le haría eso a Ironman? - gritó sin pensar, atrayendo las miradas curiosas y sorprendidas de todos los presentes en la cafetería.

El silencio que siguió fue incómodo. Intentando salvar la situación, tosió y se rascó la nuca con nerviosismo.

- Eh... cof, cof... perdón, creo que tuve una pesadilla - murmuró, bajando la cabeza de la vergüenza ante la mentira tan obvia que acababa de soltar. Los murmullos volvieron a llenarse de risas discretas a su alrededor.

- Cómo desearía que me tragara la tierra - susurró para sí mismo, y justo en ese instante, para su horror, el suelo bajo sus pies comenzó a resquebrajarse. Sin pensarlo dos veces, saltó de la silla, el pánico apoderándose de él.

- ¡Santa mierda, el diablo viene por mí! - gritó en voz alta, provocando que todos en la cafetería rompieran en carcajadas.

- ¡Jajajaja! - Las risas resonaron por toda la sala, desde los niños hasta los adultos, pasando por ancianos que parecían divertidos por la escena. La vergüenza de Daniel no tenía límites.

Una mesera, intentando contener su risa, se acercó a él con una sonrisa amigable.

- Tranquilo, no es el diablo saliendo del suelo - dijo, señalando el piso. - Es solo que está un poco gastado. Si gustas, puedes cambiarte de mesa.

- Jaja, no te preocupes. De todas formas, ya había terminado - le respondió Daniel, forzando una sonrisa. Acto seguido, sacó su billetera, pagó la cuenta rápidamente y salió del lugar con la cabeza baja, deseando desaparecer.

Una vez fuera, el aire fresco de la calle lo ayudó a calmarse un poco. Caminó varias cuadras, sumido en sus pensamientos, hasta que encontró un callejón desierto. Aprovechando que no había nadie alrededor, dejó salir la frustración acumulada.

- ¡Aaaaaa, demonios! ¡Quedé como un tonto! - gritó mientras golpeaba la pared con los puños, sintiendo una mezcla de vergüenza y rabia.

Pasados unos minutos, su respiración se fue calmando, y con ella, su mente comenzó a funcionar de nuevo. La imagen de Tony Stark y la noticia de su desaparición seguían dando vueltas en su cabeza. Al principio, pensó que tal vez era obra de uno de los enemigos de Stark, alguien que habría desactivado su traje o algo por el estilo. Pero conforme analizaba la situación, se dio cuenta de algo importante.

Desde que había recuperado sus recuerdos y asumido su vida como Daniel Grant, no había escuchado nada sobre superhéroes. No había oído hablar de Ironman, de los Vengadores, ni de ningún otro héroe en general. Fue entonces cuando la realidad lo golpeó con fuerza.

- Los héroes aún no existen... - murmuró, la comprensión cayendo sobre él como un balde de agua fría.

- ¿Significa eso que todo comienza con Ironman? - se preguntó, dándose cuenta de que tal vez estaba en el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM). Las dudas comenzaron a llenar su mente, cada una más intensa que la anterior.

- ¿En qué punto de la historia me encuentro? - se preguntó, decidido a regresar a su departamento para investigar más a fondo. Necesitaba respuestas. Sin embargo, había una duda más grande que rondaba su cerebro, una pregunta que no podía ignorar.

- ¿Podría yo tener algún superpoder...? - murmuró, sintiendo un escalofrío recorrer su columna. La posibilidad lo emocionaba y aterraba al mismo tiempo. Decidido a descubrir la verdad, se dirigió rápidamente hacia su casa, sabiendo que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.

Y así, con un sinfín de interrogantes y una nueva determinación, Daniel emprendió el camino hacia lo desconocido, preparado para enfrentar lo que viniera, sin saber que su destino estaba a punto de entrelazarse con el de los héroes más poderosos de la Tierra.

........

Fin del capitulo

Reencarnando en el MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora