Daniel caminaba por las bulliciosas calles de Nueva York, con la mente aún enredada en una mezcla de asombro y extraña familiaridad. Observaba cada detalle de la ciudad, desde los altos rascacielos hasta el ir y venir apresurado de las personas. A pesar del ruido de los vehículos, las conversaciones entre desconocidos y el incesante ruido de la vida urbana, una sensación de serenidad lo envolvía. Todo aquello le parecía completamente real, tangible, no un sueño o una ilusión provocada por alguna sustancia extraña.
- Así que esta es Nueva York - murmuró para sí mismo, mientras sus ojos se posaban en el icónico Empire State Building que se erguía majestuosamente a lo lejos. - Ciertamente, me resulta bastante natural.
Cada paso que daba en esa metrópolis vibrante lo anclaba más en su nueva realidad. Era como si hubiese vivido allí toda su vida, y, de alguna manera, todo encajaba a la perfección en su mente.
- La vida sí que tiene sus sorpresas - murmuró con una ligera sonrisa, recordando los años que había pasado en este mundo, un mundo que no era realmente el suyo. Al menos, no completamente y esto algo que a Daniel aún le costaba asimilar
Hace unas horas
Daniel tras haber experimentado la extraña escena en su mente. Decidió volver a analizar todos aquellos nuevos recuerdos de una vida que no era la suya, pero que, de algún modo, también lo era.
- Parece que todos estos recuerdos pertenecen a este cuerpo. O debería decir que pertenecen a mi yo de este mundo. Todo esto, es muy confuso - se dijo a si mismo, aún aturdido por la situación en la que estaba. Porque sí, ese lugar era su habitación, en su departamento, en su vida como Daniel Grant. Pero ahora, junto con sus recuerdos de Daniel, estaban también los de una vida pasada, una vida que había creído olvidada, o tal vez ni siquiera real.
A medida que se incorporaba en la cama, los recuerdos y sentimientos seguían fluyendo, cada vez más nítidos. Su vida anterior en otro mundo, otro tiempo, era ahora clara como el agua. Un mundo que no era desconocido para él ni para muchos otros. Este mundo, este universo, no era otro que el de MARVEL.
De todas las cosas que podrían haberle pasado, jamás hubiera imaginado que terminaría en un lugar como ese. Era uno de esos universos que había adorado en su vida anterior. ¿Quién no había soñado alguna vez con tener poderes y enfrentarse a villanos como los héroes de las películas? Daniel ciertamente lo había hecho.
Pero ahora, de alguna manera, todo aquello era más que un simple sueño. Era su realidad.
- Supongo que debería ponerme al día - se dijo mientras se estiraba y se preparaba para lo que sería un día bastante inusual.
Volviendo al presente
- Mi nombre es Daniel Grant, tengo 23 años. Nací en Alemania y me mudé a Nueva York con mi abuela cuando tenía 10 - Mientras caminaba, repasaba en su mente los detalles de su vida actual, tratando de asimilar cómo se entrelazaban con los recuerdos de su existencia pasada. Aquella abuela, que había sido su única familia, había fallecido en un trágico accidente de tránsito cuando él tenía 20 años. Desde entonces, había vivido solo, arreglándoselas como podía para salir adelante.
Pero ahora, junto con su vida como Daniel, estaban también los recuerdos de José Álvarez, el hombre que había sido en su vida anterior. Un ciudadano ecuatoriano que no había tenido una existencia fácil y cuya vida había terminado a los 35 años, aparentemente debido a un exceso de alcohol. O al menos, eso era lo que creía, porque los detalles de su muerte eran un tanto confusos y borrosos
- Es extraño cómo funciona la mente, ¿verdad? - pensó en voz alta mientras giraba en una esquina, adentrándose en un barrio más tranquilo. Daniel Grant Miller, como se llamaba ahora, había despertado con todos esos recuerdos y, con ellos, había surgido un nuevo propósito de vida.
Hasta ese momento, Daniel había sido un chico solitario y reservado, con una existencia bastante monótona. No tenía grandes sueños, más allá de trabajar lo suficiente para pagar el alquiler y sobrevivir un mes más. Pero ahora, con los recuerdos de José Álvarez frescos en su mente, algo dentro de él había cambiado
- Tal vez es porque, en mi mente, tengo 35 años - se dijo, reflexionando sobre cómo las experiencias de su vida pasada lo habían endurecido y madurado de una manera que no esperaba. O quizás simplemente era la emoción de vivir en un mundo como el de Marvel, donde los superhéroes y los villanos eran reales. ¿Qué importaba la razón? Lo único que sabía con certeza era que ya no era el mismo Daniel de antes.
Con una determinación renovada, se detuvo en seco en medio de la calle y levantó la vista hacia el cielo de Nueva York.
- Es hora de salir y explorar este mundo - dijo con una sonrisa, sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo - Así que en marcha.
Y con eso, comenzó a caminar de nuevo, dispuesto a descubrir qué le deparaba esta nueva y emocionante vida.
.......
Fin del capitulo