Estrellas Fugaces

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Muchas personas dicen que lo que más amamos nunca se va. Aquella fase la escucho demasiado Porchay, la había creído hasta cierto tiempo, cuando Kim se fue, y creyó de una u otra madera que él era lo que más amaba. Fue así como comprendio que no todo es como nos gustaría que fuera y que aunque la vida este pintada por colores, por algo existian los colores como el gris, blanco y negro; existen para hacerte entender que no toda la vida esta llena de colorer y que cada uno de nosotros debe experimentar aquel color gris.

Tanto Kim como Porchay ya habían experimentado ese lado de los colores, sin duda, jamás desearían volver a pasarlo; la experiencia era mala, sus cuerpos se congelaban, las manos se volvían estatuas, incapaces de moverlas.

Estaban bien así, con sus pequeñas repentinas pelas que tenían, con los besos cortos que se daban antes de dormir, con los abrazos llenos de calidez que recibían cada día. Estaba bien, lo sabían con bastante certeza.

Se amaban con locura y tal vez no tenían planes para el futuro, mucho menos sabían si la vida la tendrían al lado del otro; pero estaban bien.

No tenían idea de que era el amor, solo sabían que se amaban; pero estaba bien.

Ni siquiera sabían cómo llevar de buena manera las pequeñas peleas que surgen de vez en cuando; pero estaba bien.

Estaba bien porque estaban acompañados del otro, eso era suficiente para que sus corazones entendieran lo que era el amor, lo que conllevaba una relación tan formal como la que estaban teniendo. Era suficiente amor como para que Kim comprendiera que quería estar a su lado por el resto de su vida, definitivamente lo quería y aquello no iba a cambiar.

Y aunque a veces el destino era cruel, estaban dispuestos a jugar con él, que si decidía separarlo pues pelearon contra el destino para seguir en aquella calidez y no entrar de nuevo en aquella montaña llena de nieve. Estaba bien todo, todo estaba perfecto y les guayaba aquello.

-Kim... ¿Tú crees que realmente estaremos juntos para siempre? -La duda surgió de repente mientras entraba a la habitación para encontrarse a un Kim sentado en un pequeño banquito en el balcón de su departamento, una guitarra reposaba sobre su rodilla mientras sus dedos pasaban a lo largo de las cuerdas, la melodia melancolica se mezclaba junto a los sonidos naturales, los pajarillos cantando, aquellos que salían de entre los árboles.

-Lo creo. -Una nota músical fluyó en el aire, llegando hasta los oídos de Porchay mientras se iba acercando a Kim- ¿Tú lo crees?

-No lo sé, ¿somos como las estrellas fugaces? -Dijo, dudoso de preguntar aquello.

-No, ¿por qué? -Dejó la guitarra a un lado, mirando hacia su novio que estaba a unos tres pasos de él.

-Que tal si somos como ellas. Un momento fugaz, tan efímero como la felicidad, pero tan bello en su momento, hermoso de apreciarlo. Todos dicen que cuando una estrella fugaz pasa hay que pedir un deseo, ¿no? -Kim asintió- Sí lo somos, ¿podríamos pedir un deseo y se cumplirá?

-¿Por qué dices estas cosas tan tristes?

-No es triste, más bien creo que por más triste que suene, es como una representación de algo que podríamos ser. Kim, a pesar de que no tengamos la certeza de que tendremos una vida juntos, pienso que tal vez podemos llegar a ser aquello, un momento hermoso, que definitivamente es toda una experiencia, ¿cada cuánto podemos apreciar estrellas fugaces? Casi nunca por no decir que ni una vez en la vida.

-Entonces, ¿lo somos?

-Sí, Kim. Somos como las estrellas fugaces, un acontecimiento hermoso, que por más que sea así de efímero jamás se olvida.

-¿Dices que nuestro amor será efímero? -Kim miró a Porchay con tristeza, todas aquellas palabras que iba diciendo le pegaban muy fuerte en el corazón.

-No, porque las estrellas fugaces tardan en volver a pasar por la tierra, de hecho tardan bastante, pero en algún punto vuelven a aparecer. Por más efímero que sea, siempre llega de nuevo. Aquello jamás se olvida. Kim, si llegamos a ser fugaces, ten en cuenta que fuiste el momento más hermoso de apreciar en mi vida.

Las lágrimas brotaban en silencio, ¿por qué sonaba a una despedida? No irían a ningún lado.

We Are Falling In Love - KimChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora