Voleibol - Pt2

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Apenas habían llegado a la casa por la mañana, todos se pelearon por quien ganaba la habitación con vista al mar, al final la terminó ganando Kinn y Porsche, mientras que Kim y Porchay se quedaron con la otra que tenía terraza; Khun con una que contaba con un jacuzzi; Vegas y Pete una que igual tenía una terraza y por último Macao se quedó en una habitación particular, que tenía un pequeño balcón que dejaba a la vista el mar.

Porchay en cuanto entro a la habitación se tiró en la cama, soltando un largo suspiro. —Voy a dormir el resto del día.

Kim miraba aquella escena mientras iba dejando las maletas cerca del closet. Igual estaba cansado, tal vez dormiría un rato también. Justo cuando Porchay se estaba quedando dormido alguien toco la puerta desesperadamente. Kim rodó los ojos, levantándose de la cama para mirar quien estaba tocando de aquella manera.

—¡¿Qué idiota esta tocando así?!

—Idiota tú, bastardo. —Khun estaba parado frente a la puerta, con unos lentes de sol sobre la cabeza, detrás de él estaban Pol y Arm, Pol que sostenía un balón de Voleibol— En fin, ¿dónde está mi amado Chay? —entró a la habitación haciendo a un lado a Kim.

—¿Khun? —Se levantó de la cama Porchay mientras se tallaba los ojos.

—A ti te estaba buscando. Ven, vamos a jugar Voleibol. —Lo jaló de la mano obligándolo a caminar fuera de la habitación— Kinn y Porsche duermen como piedras así que tú vas a jugar conmigo.

—Khun… —Se quejó Porchay— Tengo sueño, déjame dormir un rato, te prometo que jugaremos por la tarde.

—Vamos, solo será una partida, Pete y Macao están esperando afuera, necesito que le ganemos a ese pequeño bastardo de Macao. —Mientras tanto, Kim ya estaba de vuelta recostado en la cama, cerrando sus ojos y rezando por dentro para que Khun no lo llamara para jugar con él también.

—Bien. —Kim soltó un suspiro de alivio, estaba seguro de que Khun no lo llamaría para jugar con él— Pero… —se detuvo Porchay. Le pareció totalmente inaceptable que mientras él estaba jugando Kim durmiera tan plácidamente— Kim también viene con nosotros.

—Chay… —se quejó, viendo que ahora sí habían recordado que estaba ahí.

Y así fue como todos terminaron en las garras de Khun.

—Bien, Chay, Pete y yo seremos un equipo y Kim, Macao y Arm serán otro equipo. —los organizó Khun por los dos equipos— Y tú Pol, serás el árbitro. Entonces, que comience el juego. —Grito Khun.

—¡Maldito bastardo, ¿qué crees que haces?! —le gritó Macao a Kim cuando dejó caer la pelota al suelo.

—¡¿A quién le estás diciendo bastardo?! —Kim le contestó. Después de un largo tiempo, el equipo de Kim iba perdiendo, cinco a dos.

—¡Ustedes dos dejen de pelear! —Se metió Pete a la pelea mientras se acercaba a Macao.

—¡Por su culpa estamos perdiendo!

—¡No es cierto, eres tú que no sabes jugar, pequeño bastardo! —Mientras tanto Porchay y Khun se reían de la situación, pues no podían evitarlo, se miraban tan graciosos discutiendo. Quien realmente la estaba pasando mal era Pete, intentando controlarlos.

—¡Eres tú que no paras de mirar a tu novio! —reclamó Macao, señalando a Porchay.

—¡Oye!, ¡a mí no me van a meter en su pelea! —Porchay señalo de vuelta a Macao.

—¡Suficiente, ya no juego más! —Kim aventó el balón a Macao mientras se daba vuelta y caminaba por la arena de regreso a casa.

—¡Kim, ¿a dónde crees que vas?! —le gritó Porchay, corriendo detrás de él— ¡Aún no hemos terminado el juego, vuelve ahora! —Todos se burlaron de la pareja, eran tal para cual, Kim siguió directo a la casa, sin hacerle caso a Porchay— ¡Kimhan, regresa ahora mismo!

—¡No voy a regresar, no si Macao sigue en el juego, él no sabe jugar!

—¡Que eres tú! —Macao regresó a la pelea.

—¡No, eres tú definitivamente!

—¡Entonces que deje de jugar Porchay! —Porchay volteo a mirarlo, indignado, Pete se carcajeaba junto a Khun.

—¡¿Y por qué yo?!

–¡Kim no deja de mirarte todo el tiempo! —Kim caminó de regreso a Macao, firme, mientras que Porchay lo seguía.

—¡Ey, no es cierto!, —Le arrebató el balón de las manos— ¡Para que veas, volvamos a jugar!

Khun, Pete, Arm, Porchay, Kim y Macao se acomodaron de nuevo en sus posiciones para terminar la partida.

—¡Ves, te dije que eras tú, todo el tiempo estás mirando a Porchay! —gritó Macao cuando el juego finalizó y terminaron perdiendo.

—¡No es cierto! —Y de nuevo comenzaban a pelear.

—¡Ustedes dos ya basta! —Los regaño Pete.

Kim sabía que Macao tenía razón, pues durante todo el tiempo no pudo evitar estar mirando a Porchay y aquello lo distraía, pero en su defensa era culpa de su novio, por ser así de atractivo para él que no podía evitar dejar de mirarlo.

We Are Falling In Love - KimChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora