Llorar es de valientes - Pt2

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Un crack le informó que su corazón acababa de romperse, la sensación era vacía, un hueco en su pecho que buscaba con qué llenarlo. Porchay estaba en una situación en la que no sabía qué hacer, porque a pesar de llevar una relación de Kim de más de dos años no era para nada fácil hacer que Kim abriese sus sentimientos hacia él y cuando por fin lo hacía ya no tenía idea de cómo reaccionar ante el dolor ajeno.

Aunque de algo si que estaba seguro y era de que tendría que permanecer al lado de Kim todo este tiempo, lo ha hecho siempre, pero ahora más que nada porque sabe a la perfección lo que se siente cuando la máscara que te obligas a tener durante mucho tiempo se rompe; en esta ocasión le tocó a Kim, ya se había cansado de seguir ocultando que no quería llorar todo el tiempo, que cada que llegaba al apartamento por las noches se metia a la ducha y se quedaba ahí parado en trance porque estaba exhausto, que el nudo en su garganta ya había crecido tanto que ni siquiera podía respirar.

—Lo siento mucho por no darme cuenta antes. Kim, mi amor…

—Estoy cansado de todo el tiempo fingir que no me siento mal… Ahora que lo admito me siento humillado. Llorando, siento que me volví débil.

Kim sonrió, una sonrisa que no era como la que solía mostrar, era triste, sus labios húmedos y sus ojos apagados en una total profundidad de oscuridad que parecía infinita.

—No te sientas humillado, Kim. En cualquier punto de la vida a todos nos sucede esto, no está mal que te sientas así… Te lo he dicho en algún punto de nuestra relación, que conmigo puedes ser hasta tu peor versión, puedes llorar, gritar o quejarte de lo que sea, yo voy a estar escuchándote y apoyandote siempre. —Porchay limpió las lágrimas de Kim— Mira, levántate, mírame —Kim hizo caso, levantó la cabeza del regazo de Porchay y se sentó con las piernas cruzadas frente al menor— Si alguna vez comienzas a sentirte de nuevo de esta manera puedes decirme, no es necesario guardarse todo para ti solo.

—Se supone que yo soy el que sostiene la relación.

—Pero no tiene que ser así, las cosas funcionan mejor con dos soportes que con uno. —Porchay puso sus manos a cada costado del rostro de Kim, con su dedo pulgar limpió una lágrima— Seamos el soporte de los dos, ¿sí? Ahora ya no tienes que sufrir todo tu solo, cualquier cosa que pueda hacer lo haré con tal de ayudarte.

—Chay…

—Voy a permanecer a tu lado para siempre, cuando desees llorar yo voy a estar ahí, limpiando las lágrimas o abrazándote… Solo confía en mí y no te sientas mal por llorar, no solo los débiles lloramos, ¿o acaso crees que soy débil?

—Débil no es la palabra que usaría para definirte.

—¿Por qué? —Porchay dejó caer su manos sobre los hombros de Kim, acercándose aún más a su cuerpo.

—Todo lo que ha pasado, es decir, tus padres murieron cuando eras apenas un niño, quedaste solo con tu hermano y… No lo sé, todo lo que te hice después y aún así sigues aquí, cuidando del hombre que te enseño a odiar el romance. —Una risita se escapó de su garganta, sorbió su nariz y la limpió con la manga de su playera— Débil es la última palabra que usaría.

—Ahí está. Lo estás diciendo tú. Crees que no soy débil pero cuando pase por todo eso lloraba todas las noches, cuando me rompiste el corazón lloraba todo el tiempo, cuando te di una nueva oportunidad seguía llorando, cuando me estresaba lloraba por las noches, cuando estaba enojado lloraba. —Una lágrima brotó de su ojo— Dime, ¿sigues creyendo que soy valiente?

—Sí.

Porchay sonrió, una sonrisa orgullosa, limpiándose las lágrimas— Ahora mismo estoy llorando también pero sigues diciendo que soy valiente, entonces tú no serás menos o más por llorar. Kim, mi vida. Llorar es de valientes. —Kim se limpió las lágrimas y abrazó a Porchay— Y tú eres un hombre que sabe hacer bastantes cosas, pero no es razón para presionarte en intentar hacer todo a la vez.

—No quiero decepcionar a nadie.

—No hagas las cosas para no decepcionar a nadie, hazlas para enorgullecerte a ti.

Kim se soltó del abrazó, continúo llorando, era una sensación tan liberadora que desea seguir llorando durante horas, así fue; pasó toda la noche encerrado en la habitación, llorando. Porchay nunca se fue de su lado, se quedó ahí, abrazandolo y escuchando las palabras de desahogo que tenía guardadas durante tantos años.

Kim entendió por fin que llorar no te hace más ni menos valiente, que los sentimientos a veces deben decirse en voz alta y que existen muchas personas que han pasado por tanto, que han llorado como para llenar un mar pero que son las más fuertes por seguir de pie.

“Llorar es un respiro para el alma,
eres más valiente por llorar
que por aguantarte hasta colapsar”.

We Are Falling In Love - KimChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora