011

49 4 2
                                        

Iván

Abrí la puerta de la casa con llave y ni bien pasé le mandé a Alya que había llegado.

—Che no sabíamos que te mudaste–. Habló Ross.

—Eh?–. Dije confundido. —Mudarme a donde?–.

—Y digo, ahora estas viviendo en lo de nuestra vecinita Alya–. Contestó haciendome reír.

—Perdón, les juro que estan siendo días muy intensos y es necesario–.

—Te estoy jodiendo amorcito, te hice cappelettinis–.

—Te amo Ross, por eso sos mi favorito–.

—Que andan diciendo?–. Preguntó Carre saliendo de su cuarto.

—Que el relleno de los cappelettinis es mi favorito–.

—Ah estoy zarpado en sordo–. Se rió.

Nos miramos con Ross y nos reimos, yendo a la mesa.

—Que onda con Alya?–. Me preguntó el más bajo interesado, una vez ya sentados.

—Fui a su departamento porque tuvo un día de mierda, se confundió con los temas que tenía que estudiar y le faltó una unidad, desaprobó el parcial–. Expliqué.

—Que bajón–. Acotó el rubio.

—Cuando me dice que desaprobó el parcial era obvio que estaba triste y no podía quedarme haciendo nada sabiendo que ella cada vez que necesito algo está, tenía que hacer algo sí o sí. Entonces sin avisarle nada le caí a la casa con una Cindor y unas Don Satur, para tratar de levantarle el ánimo, que se yo–.

Carre y Ross se miraron por encima de la mesa, sonriendo disimuladamente.
No entendí el porqué, asi que no pregunté.

—Que piola que hayas hecho eso. Demuestra que sos un buen amigo y que realmente tenes ganas de que esté en tu vida–. Me dijo Carre.

—No podía no hacer nada, desde que la conozco ella estuvo cada vez que andaba mal, tenía que devolverle el favor–. Expliqué.

Ross cambió el tema drasticamente y comimos entre charlas y risas, despues lavé los platos y me fuí para mi cuarto.

Paulina me había escrito justo cuando me estaba por dormir, sin embargo, amaba mucho hablar con ella como para decirle que no

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Paulina me había escrito justo cuando me estaba por dormir, sin embargo, amaba mucho hablar con ella como para decirle que no.

Toqué el boton de videollamada e instantaneamente Pauli atendió.

—Que ondaaa–. Me saludó alargando la ultima letra, poniendosé unos auriculares.

—Te extrañé–. Le contesté, dado que no habíamos hecho llamada desde que le conté de Alya.

—Yo también gil, hace como dos semanas no hacemos llamada–. Reprochó

—Uh mal boluda, no nos podemos colgar así–.

𝗔𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲𝗮 𝘁𝗮𝗿𝗱𝗲 || Spreen ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora