CAPÍTULO TRES.

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🐺

―Te mereces algo mejor ―dijo Taehyung, apretando la mandíbula. Estaba sentado en una silla al lado de la cama de Jungkook en la clínica de la universidad, a la espera de que pasara el efecto del sedante para alfa y que los padres de este aparecieran. ―Está viejo. Usado.

Jungkook se quitó el mechón de pelo azabache de su frente y lo miró. ―Voy a aniquilarte si no te callas la boca.

― ¿No lo viste? ―los labios de Taehyung se curvaron con desdén.

―Sí. Era hermoso.

―Con canas en las sienes. Arrugas alrededor de los ojos. Tiene unos treinta y cinco años, si es que no cuarenta.

Una sensación extraña se retorció en el estómago de Jungkook. A medida que el efecto del sedante desaparecía, encontró que no podía recordar mucho de su omega, excepto por sus ojos de forma felina y apetitoso aroma.

Ah, y su voz.

Tal dulce y deliciosa como la miel y la arena, que se estrellaba rítmicamente en suaves olas contra su alma. El recuerdo de aquella voz lo hacía temblar. Pero no podía recordar qué tan alto era, o el color de su pelo, o la forma de su cara, ni nada que indicara su edad en absoluto.

Jungkook levantó la barbilla. ―Es hermoso ―declaró de nuevo.

―Delirio por feromonas ―dijo Taehyung con desdén.

Jungkook apretó los puños.

― ¿Qué dijiste?

La voz de Taehyung estaba llena de frustración. ―Ya me escuchaste. Estoy tratando de protegerte. Eso es todo.

― ¿Insultando a mi omega?

―Todavía no es tuyo, ¿o sí? ―los ojos penetrantes de Taehyung le imploraban. ―Sé sensato.

―Lo soy. Tú sólo estás celoso.

Los ojos de Taehyung se abrieron amplios.

―No lo estoy. Nosotros sólo estamos... tú y yo no somos... no tengo sentimientos por ti.

Jungkook se le quedó viendo, comprendiendo el significado de sus palabras y sintiendo como un congelante manto frío le caía encima. ―Por supuesto que no. Estás celoso de que encontré pronto a mi omega ―se cruzó de brazos y trató de convencerse de que no vio el profundo dolor en los ojos de Taehyung.

―Sí, aja. No vas a consumar la imprimación con él tan rápido. Lo sabes, ¿verdad? Primero él tiene que firmar un contrato contigo, y tus padres te van a librar de ello si saben lo que es bueno para ti. Y como es así, lo harán ―Taehyung asintió con decisión. ―Carajo, es probable que sugieran un sustituto, ya que eso tiene sentido. Es demasiado viejo para correr el riesgo de tener hijos, incluso si aún es fértil. Y ellos te querrán con un omega que pueda darte más de uno.

―Nunca voy a aceptar un sustituto.

― Ah, ¿sí? Tan sólo espera. Cuando no estés cegado por las feromonas, verás lo arriesgado que es este omega. Nunca dará a luz a un hijo sano. Estarás condenado a un viejo y enfermizo omega, sin futuro para tu apellido.

Los Jeon no eran una de las familias más prestigiosas de la sociedad, pero tenían su reputación. Necesitaba uno o dos herederos. Tal vez tres.

―Cállate. No sabes lo que estás hablando.

Taehyung se encogió de hombros. ―Está bien. Haz lo que quieras.

―Señor Jeon, su hijo está aquí.

Jungkook se esforzó en sentarse por completo, mareándose conforme sus padres entraban a empujones en la pequeña habitación.

Los ojos negros de su padre, siempre tiernos y amorosos, estaban aún más oscuros por la preocupación, y los avellanos de su papá, estaban cansados y rodeados de oscuridad. Ambos iban vestidos más informales de lo habitual: su padre con un pantalón de color caqui y una camisa de vestir blanca arremangada, y su papá con una camiseta de algodón y una gastada chaqueta tejida color café, y unos pantalones deportivos. Los dos tenían cortes de pelo actuales. El cabello negro de su padre tenía un estilo corto, bien peinado, y el pelo café claro de su papá tenía un corte más suelto, con los mechones semi ondulados cayendo sobre su frente, al igual que Jungkook.

Erõs - KookGi [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora