Sola con su recuerdo

42 3 2
                                    

Aquella noche, cuando ya nadie recorría las calles del triste pueblo, Alice decidió hacerlo, sin saber, que esa sería su última noche.
Pasó primero por la plaza central, se sentó en uno de los bancos del centro y se quedó observando las estrellas por unos minutos, recordando su niñez y su adolescencia.
Luego de caminar muy tranquila por las calles en la cuál pocos autos la transitaban, el aire fresco acariciaba sus mejillas, continuó con sus pasos torpes hasta que freno en seco, cerró sus ojos y extendió sus brazos. Miles de pensamientos la inundaron. Siguió y se detuvo admirar el paisaje, la naturaleza la abrazaba o al menos así lo sentía ella, un fresco abrazo nocturno.

-Qué haces aquí?- Una voz masculina la sacó de sus pensamientos, se giró y pudo observar a un hombre joven, musculoso y con el cabello largo.

-Sólo estoy caminando- respondió mientras daba pequeños pasos hacia atrás.

-Oye, ten cuidado- extendió su mano hacia ella, y aunque estában a una distancia razonable se acercó y la tomó de la cintura, unos pasos más y sería solo un recuerdo y una más para la lista de personas que cayeron del puente.
Sus miradas conectaron por unos segundos, su corazón latía con fuerza, aquel hombre la había salvado.

La noche siguió transcurriendo estos dos individuos decidieron unirse, él la llevó a su casa, parecía que no llegarían nunca ya que quedaba cruzando el bosque y aunque este le diera un poco de miedo no dejo que ese sentimiento la abrume, allí charlaron por lo que parecían horas, él le comentó que tenía una hermosa esposa y dos bellas niñas, harían un viaje pronto en su auto rojo, Alice escuchó atenta su relato hasta que éste le pregunto.

-Qué hacías sola por la noche?- Ella respiro e indagó en sus pensamientos, realmente no sabía que estaba haciendo o que estaba buscando al estar allí con ese desconocido.

-Siento que una fuerza me atrae, no puedo controlar mi cuerpo- respondió luego de unos minutos. Su mirada estaba perdida, comenzaba a darse cuenta de lo que realmente estaba sucediendo, sus parpados se volvieron pesados y cuando volvió abrirlos él hombre que la había ayudado no se encontraba con ella, gritó al saber cuál era su final, pero ya no había vuelta atrás.
Él solo fue un recuerdo, de la pena que le había dado al leer en el diario una familia que se iba de viaje caer por el puente, el mismo, por el que ella estaba cayendo.

Breves Relatos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora