Un amor de mocos

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Carlotta se dirigía a la panadería como de costumbre los domingos por la mañana, allí la esperaba Juan, el panadero, ese hombre con grandes y fuertes brazos estaba enamorado de ella en secreto, sabía sus horarios y el minuto exacto en el que llegaría ella, mientras tanto el florista se encontraba en su azotea observando la ciudad y con papeles desparramados por todo alrededor, se encontraba con gripe, pero eso no lo detivo para beber su café matutino, no me derrumbará ninguna enfermedad, pensaba para si.
Allí iba Carlotta por la vereda cuando a lo lejos visualizo a Federico en la azotea, poso su rostro hacia arriba para dirigirle la palabra, en ese momento Federico suelta un estornudo y todos los mocos vuelan directamente hacia su rostro, éste todavía no se había percatado de su presencia si no hasta que escucho gritos ensordecedores, observó hacia abajo y se percato de lo sucedido y comenzó a reír sin parar mientras Carlotta corría indignada con destino a su casa.
Dentro del local, aparecieran cliente tras cliente pero ella seguia sin aparecerse. Juan comenzó a preocuparse, que tal si le pasara algo, o peor aún, encontro otra panadería que fabriquen mejores panes o panaderos aún más atractivos.
La noche se avecinaba, Juan se encontraba muy triste de haberla esperado toda la semana para no verla, en cambio, Carlotta ahora contaminada con los germenes de Federico se encontraba en su cama, con frazadas encima y un cuenco con sopa.
Él florista por otro lado se sentía un poco mejor, así que se coloco una mascarilla, desinfecto sus manos y bajo a la florería, desecharia aquello que ya se echo a perder y buscaría en sus jardines flores mucho mejor para colocarlas por la mañana.
Y así fue cómo Juan se culpó por no haber expresado lo que sentía por ella, devastado espero otra semana, tal vez volvería aparecer, y así fue, ella se dirigió allí, pero ahora caminaba por la vereda del frente, saludo al florista de lejos y siguió su camino. En cuanto ingresó al local, a él se le iluminaron los ojos como dos faroles en medio de la oscuridad, casi dejando escapar lágrimas le entregó su pedido, y en susurro se despidió con un te amo.
Abandonaría la ciudad pronto, así que de nada le serviría decirle que la ama con toda su alma, le haría daño ilusionarla si él se iría. Lo que él no sabía es que antes de su partida, ella le confesaria su amor, y al quedarse callado ante esa situación, Carlotta comprendió que él no le entregaría su amor, sé marchó y jamás regresó, ambos unidos por un amor, ambos separados por no haber charlado, ambos tristes por no tenerse a su lado.

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