capítulo 36: La moneda

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(Punto de vista de Prem)

Han pasado cuatro meses desde que Boun volvió al inframundo y aún no se nada de él. Las semanas pasan y mi barriga cada vez se nota más. Está siendo difícil llevar a cabo la situación, trabajar estando embarazado, hacer la mudanza a la nueva casa que he comprado, una más espaciosa para que los niños puedan tener una buena vida, cuidar de Mali y lo más importante no preocuparme por como esta él a cada segundo de mi día. Lo hecho demasiado de menos. Cada vez que veo mi estómago abultado, en vez de sentir felicidad siento pena al no ver a Boun a mi lado afrontando este nuevo reto junto a mí. 

Pero al menos tengo a Aya y a Ohm que literalmente los tengo pegados todo el día. Se preocupan por si he comido, si he dormido, si tengo antojos, si me duele algo, lo que sea ellos se pasan cada segundo ayudándome en lo que necesito. Aunque en el tiempo en el que no están junto a mi se la pasan buscando maneras de conseguir que Boun vuelva. No soy el único afectado en esta situación ellos también lo echan de menos. 

Por no hablar de Mali, no hay día que no se quede mirando a la ventana esperando a que Boun aparezca para jugar con ella y hacerla reír. Fue devastador ver sus ojitos llenos de lágrimas al contarle que Boun se había ido y no sabíamos si volvería. Aunque al contarle la pequeña noticia que ya no era tan pequeña, su sonrisa brillante volvió y juró cuidarme a mí y al bebé hasta que Boun volviera.

-Decidme, tenéis alguna idea de como hacerlo volver- pregunto a Aya y a Ohm que se encuentran sentados en mi sofá.

-Tenemos algunas ideas pero ninguna es valida. Debemos encontrar una manera para que solo vuelva Boun- dice Ohm frotándose el cuello. 

-Pentagramas, peticiones a Dios, ninguna idea es suficiente para traerlo. Nos encontraríamos en la misma situación que antes, el infierno se quedaría solo y no podemos permitir que los demonios vuelvan a escapar y acaben con la humanidad- dice estresada Aya.

-Y tampoco existe ninguna manera de contactar con él, aunque sea una vez-

-No, es imposible. Literalmente el infierno es un agujero en el suelo rodeado por fuego, si entras ahí no puedes volver a salir y viceversa- dice Aya con desagrado al recordar el lugar mencionado.

la sala se queda en silencio por unos segundos mientras nos encontramos pensando en otra solución para hacer volver a Boun.

-Tengo una idea, recapitulemos que pasó el día en que Boun se fue. Tendría que haber dicho cualquier cosa importante o al menos haber dejado una pista- digo como idea.

-¿Una pista? Boun es escurridizo y le encanta hacer que la gente piense, pero dudo mucho que ese fuera el momento para jugar- dice Aya irritada.

-Espera, espera- Ohm calla a Aya -Vuelve a repetir eso que has dicho-

Aya lo mira raro -El que, que a Boun le encanta hacer que la gente piense-

-Sí, exactamente. Hace unos días mientras dormía apareció la imagen de Boun repitiéndome la última frase que me dijo y desde entonces estoy dándole vueltas. Pero no le encuentro el sentido- se queda pensativo -Cuídalos a todos y recuerda la moneda-   

-¿Moneda?- digo desconcertado -Que tiene que ver una moneda, acaso tenemos que pagarle a Dios para que Boun vuelva-

-MONEDA- grita Aya mientras se levanta eufórica del sofá -Tenemos que irnos, debo comprobar algo. Como no se me había ocurrido mirar antes allí. Ohm estas bendecido por los ángeles- agarra la cara de Ohm y besa su frente.

-Claro que estoy bendecido por los ángeles, creo recordarte que soy uno- dice con asco frotando su frente.

-Pero espera, ¿Dónde vamos?- pregunto levantándome del sillón como podía.

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