Perdón

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Narra Ana -

Cargué a Verónica hasta su habitación, procuré que nadie se diera cuenta de lo que acababa de pasar, aunque los gritos de David se escuchaban a kilómetros de distancia. La recosté en su cama y la dejé como una princesa, se veía hermosa a pesar de que se quejaba porque le dolía la costilla. 

-Ayúdame a buscar la pijama por favor, no puedo agacharme- Me pidió mientras señalaba su maleta ya abierta.

Entre los pasillos de las televisoras mexicanas se comentaba que Verónica era muy vanidosa y que nunca se conformaba con verse bien, siempre tenía que lucir espectacular. Esto no lo comprobé hasta que vi que en la maleta traía ropa como para un mes.

-¿Cuáles de todos los modelos de pijamas que tienes vas a elegir esta noche?- pregunté mientras miraba curiosamente lo que traía en el bolsillo de ''cosas personales'', algo que llamó la atención de eso.

-Quiero el conjunto morado, por favor- exclamó en un tono fuerte en forma de querer llamar mi atención.

''¿Quién diablos escoge una falda short y un top para dormir?''- pensé mientras me agachaba a buscar el dichoso conjunto.

Al pasarle el conjunto, ella se levantó y caminó hacia el baño para cambiarse. No sé exactamente porqué me quedé esperando a que saliera, debería haberme ido pero la curiosidad de ver el conjunto me obligaba a quedarme.

Cuando salió, no sabía como esquivar mi mirada del escote o de lo notorio que era que no traía nada debajo.

-¿La pongo nerviosa?- preguntó mirándome fijamente

-No- traté de disimularlo un poco, puse la cara más seria que pude

De repente vi como se acercaba lentamente a su cama y como abría las cobijas para meterse debajo de ellas. Todo esto parecía de mentira, ¿cómo alguien podía ser tan tierno y tan provocativo a la vez? Irradiaba ternura simplemente con respirar, tal vez suene como una loca, pero esa mujer lucía así.

De repente escuché como alguien tocaba la puerta, al ir a abrir Verónica abrió los ojos para ver quien era.

-David, vete- pronuncié en cuanto abrí la puerta.

-Perdón amor, juro que no sé lo que pasa, te amo tanto- se acercó a besarme, lo hizo antes de que yo pudiera oponerme.

El silencio que había entre los dos no significaba nada bueno.

-Perdóname mi vida, prometo controlarme- me dijo mientras me besaba las manos justo donde estaban las marcas de los golpes.

Los moretones en mis manos con el tiempo desaparecerían, pero yo sé que el daño interno que me provoca no lo haría tan fácilmente. El problema es que yo aún le guardo cariño y tengo la esperanza de que cambie, así que, sí, decidí perdonar este otro desliz.


Narra Verónica-

No puedo explicar la clase de impotencia que me genera el saber que ella sigue con ese tipo a pesar de que la maltrata y está empezando a pegarle. No me puedo meter en su relación puesto que solo la conozco de nuevo desde hace un día, pero sí me encantaría poder decir que no tiene que aguantar los gritos, maltratos y desprecios que él le da.

Mientras pensaba en todo esto, ella cerró la puerta y se fue con él, otra vez lo escogió a él...


-Narrador omnisciente-

Llegó el día de que todo volvieran a CDMX, Ana había hablado pocas veces con Verónica ya que David se lo prohibió. Daniela por el contrario, siempre estuvo cerca de Verónica y la apoyó en todo momento. Alberto notó que se había perdido de algo, pero pronto se daría cuenta.


Narra Verónica-

Me quedé con un terrible sabor de boca, no pensé que mi primer encuentro con ella fuera a ser así de pésimo y que me tocaría ver esas cosas. Traté de no pensar mucho en eso, pero el ''no pensar en eso'' se me haría muy fácil, lo que me esperaba en casa se encargaría de eso.

-¿Dónde mierda estaba Verónica?, no respondes mis llamadas, no te reportas al trabajo y dejas a tus hijos con su abuela para tu poder irte de libertina, ¿te parece eso responsable?- me gritaba Jhon desde el momento en que abrí la puerta.

-No me fui de ''libertina'', simplemente conviví con amigos que no veía hace años.- me excusé

La pelea se prolongó hasta altas horas de la madrugada, el problema era que nosotros, a diferencia de Ana y David, no terminábamos nuestras peleas en una ''reconciliación''  amorosa. Todo lo contrario, normalmente no había reconciliación y cada uno terminaba durmiendo en cuartos separados, yo con los niños y él en nuestra recamara.



Narra Ana-

-¿Qué pasa?- me preguntó él mientras me besaba y yo no correspondía al beso

-Nada, solo estoy cansada, necesito descansar- respondí

Él solo suspiró y se alejó de mí agarrando una almohada, una cobija y yendo a dormir al salón. Sabía que me estaba manipulando para que al final yo cediera a su enojo y aunque yo no quisiera, hacer lo que él quería. El problema era que esta vez estaba lo suficientemente cansada como para levantarme y rogar su perdón, entonces simplemente me dormí.

Al día siguiente y como era costumbre, me entró un ingreso de 3.000 dolares a mi cuenta, pero no solo eso, si no también un correo.

Decía así:

''Calle Lascuráin con avenida Santiago

hotel Nueva Primavera

habitación 112

Hora: 5:15 p.m''

No sabía si ir o no, aunque por fin conocería quien era la dichosa persona que me dejó todo ese dinero por tanto tiempo...

No sabía si ir o no, aunque por fin conocería quien era la dichosa persona que me dejó todo ese dinero por tanto tiempo

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Cuarto capitulo, esperen lo que se viene <3

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