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Contabas los días para poder ver nuevamente a aquel pelirrojo, en ese lapso de tiempo recibías cartas del muchacho, él contaba cómo era su estancia en Rusia. Tu también habías empezado a boxear poco a poco ibas aprendiendo, sin embargo no tenias la suerte de tener peleas, después de todo las chicas prácticamente no boxeaban.
Su madre había fallecido, eso era algo que lamentabas por el, desearías haber estado en aquel momento duro para él, el había dejado de boxear un tiempo, no se sentía cómodo con aquello.
Pasado el tiempo...Ippo estaba entrenando para su pelea con Sawamura, estabas al tanto de que Volg volvería a Japón, esperabas para poder verlo nuevamente, habían quedado de que lo irías a buscar al aeropuerto.
— ¡Mamá saldré un rato y luego vuelvo! —Exclamaste mientras te colocas tus zapatos.
— ¿Mmm? Esta bien, no vuelvas muy tarde —Menciono con una leve sonrisa mientras te veía abriendo la puerta, Ippo te vió con una leve sonrisa, él también iba a salir un rato a entrenar— Esperen.
Antes de que salieran, ambos se detuvieron al instante, voltearon a verla algo curiosos, ella se acercó a ustedes y dio un beso en sus mejillas.
— Cuídense —Ambos asintieron con una sonrisa, salieron de la casa para empezar a trotar un poco.
— ¿Realmente te iras...? —Cuestiono Ippo mientras se detenía ante su trote, eso llamo tu atención.
— No lo se...Es una gran oportunidad para boxear...Pero estoy en duda si irme o no, no te quiero dejar a ti, tampoco a mamá o los chicos —Murmurabas mientras veías el cielo, sentías la mirada de Ippo en tí— Pero yo también deseo boxear, también deseo que me admiren...
— Pero puedes hacerlo en Japón, piénsalo, con el tiempo la gente verá que eres una buena boxeadora y las chicas desearán boxear también —Ippo proponía mientras buscaba formas de que su hermana también cumpliera su sueño de boxear— No le dijiste a mamá...¿verdad?
Negaste con la cabeza, no querias decirle, no por ahora, pero el señor Kamogawa te ofreció boxear en el extranjero, donde las mujeres ya podían boxear con reconocimiento y un amigo de él accedió a que tú fueras su pupila.
Tras aquella charla ambos se separaron, Ippo siguió entrenando mientras que tu ibas al aeropuerto por aquél chico que te encantaba.
Esperabas pacientemente para verlo, al pasar varios minutos llego el vuelo de Rusia. Sin embargo entre las personas que bajaban del vuelo, aquella cabellera roja no estaba. Comenzaste a buscarlo con paciencia, pasaron minutos y los minutos se convirtieron en horas, estabas algo decepcionada al no verlo, ya estaba atardeciendo.
Volvias un tanto confundida, se suponía que vendría hoy, sin embargo por tu mente pasaba el si su vuelo se habia retrasado o tu habias confundido las fechas.
Estabas por entrar a casa, las voces de emoción dentro de ella te llamaba la atención.
— ¿Los chicos vinieron a comer...? —Murmuraste mientras abrías la puerta y notabas unos pares de zapatos distintos— ¿Huh? ¿Miyata-San vino a casa...? —Te quitaste los zapatos con lentitud para dirigirte a la sala— ¡Llegue! Lamento llegar tarde porque tuve un pequeño inconveniente y... —Antes de que terminaras tu oración, quedaste estática en tu lugar, allí estaba Ippo con tu madre, sin embargo junto a ellos se encontraba Volg, aquél chico el cuál te robaba los suspiros y noches de sueños.