Dorothea
Cuentan las aguas que, desde la imposición de la corona, todo el mundo se habría vuelto macabro. Cualquiera pensaría que detrás de la seguridad de una valla invisible, eran pocas las probabilidades de ser interceptados por un humano, sin embargo, para un alma libre, como lo era Dorothea. Desde sus primeros pasos, habría sentido una extraña afinidad hacia el límite que dividía a todas y cada una de las partes del reino. Debiendo su madre y hermana, distanciarla del peligro que significaba cruzar. Pero eso hasta el ocurrir su adolescencia, le mantuvo inquieta.
Cautivada por el mundo de los humanos, fue lo suficientemente ingenua como para confiar en uno de ellos. De este modo, durante el avance del día, se encontraba con una persona cuyas intenciones precisamente no gozaban de bondad o simpatía. Largos fueron los meses que ambos dedicaron a una amistad, que poco a poco fue tornándose en algo lleno de romanticismo e ilusiones. Sin embargo, la vez en que el hada culminó en un acto su confianza. Esa misma noche le habrían sido arrebatadas sus preciadas adquisiciones.
Sus hermosas alas.
Apenas se hizo notar el sol cuando menuda fue la silueta que se escabulló a través de los extensos pasillos de la iglesia, abriendo la puerta de par en par ante su llegada. A duras penas dedicó su arrastre por las baldosas de un impecable suelo. Cada paso resultaba para la joven una verdadera agonía, pero su voluntad inquebrantable la impulsaba a continuar. Los quejidos silenciados fueron por un socorro inadvertido, auxiliada la joven tomaría ubicación en una de las bancas desocupadas, prosiguiendo por inercia a inclinarse. Sintió la mirada reprobadora del público, como si la sola presencia de una criatura fantástica perturbara su mundo ordinario. El sacerdote, en su podio elevado, la observó con un gesto adusto, dejando claro que no era bienvenida en aquel recinto sagrado.
Miles de voces se alzaron también como señal de negación. Los cantares angelicales habrían osado ser perturbados por la llegada de una desconocida, y por la variedad de su ropaje, la marca en su espalda, y así como también otras cualidades dentro de su aspecto, todo parecía indicar que se trataba de una criatura lejana a la cotidianidad a la que los pueblerinos acostumbran.
Herida y desamparada, la joven Dorothea irrumpió en la imponente iglesia, un lugar que parecía haber sido diseñado para excluir a seres como ella. Sin alas y vulnerable, sus ojos encontraron miradas de descontento tanto entre el público congregado como en el rostro del severo sacerdote.
-¡Marchad de este lugar sagrado! -
-Os ruego asilo, deben ayudarme. -la mirada pérdida de la joven advertía la horripilante vivencia a la que se habría enfrentado. Y lo peor era que más de alguno en la audiencia sabía a la perfección el motivo de la agonía en la recién llegada, porque fueron uno de los tantos que admiró con burla la llegada de un muchacho con la recompensa de su primera cacería.
-¡Es una de ellos! No sé le acerquen, podría tratarse de un vil truco para dominarnos. -exclamó alguien de la multitud del clero. No porque diera ingreso con una hostil actitud que la hiciera ser considerada como una amenaza, sino porque la cicatriz fresca en su espalda daba a entender que lo más lindo de aquella especie le habría sido arrebatado en un momento de confianza.
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Dern: whispers of the hidden tree
FantasyDern, un reino donde seres alados, mundanos y criaturas marinas coexistieron. Hasta que un día, un erudito emergió entre las masas para colmar de sabiduría el destino incierto de los habitantes. Una profecía fue dictada por aquel hombre, más no pudo...