Capítulo 10: Un abismo de engaño

44 19 5
                                    

Lucien

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lucien

Los exterminadores, esa institución venerable y respetable, comenzó a inquietar a algunos por su creciente interés en los jóvenes. Puesto a que solo había pasado un tiempo desde el reclutamiento de su miembro más joven y así muchos otros de condiciones similares. ¿Habría sido ese grupo selecto, la prueba de que la edad no era un impedimento? Como solía creerse previo a su ingreso. Y, por el contrario, resultó un beneficio excepcional a la hora de ser adoctrinado por sus superiores.

Nadie sabía exactamente qué sucedía en su interior, pero se rumoreaba que, al mismo tiempo, la iglesia estaba almacenando información detallada sobre los jóvenes del pueblo, desde su fecha de nacimiento hasta sus habilidades y aptitudes. Algunos incluso decían que estas dos instituciones, tenían la intención de utilizar esta información con el fin de facilitar el proceso de ingreso a los exterminadores.

La idea era tan preocupante como inquietante, y muchos temían que, en secreto, la iglesia estuviera preparando una especie de ejército a costa de una medida implementada por exterminadores. Pero, como siempre sucede con las instituciones poderosas, nadie se atrevía a cuestionar sus acciones abiertamente, y la iglesia continuaba con su siniestra tarea, alimentando la preocupación y el miedo en aquellos que la observaban desde la distancia.

Después de su descorazonadora visita a la iglesia y el descubrimiento de que su propia hoja de vida era algo inexistente, Lucien no pudo soportar permanecer un momento más en ese lugar. La sensación de engaño y traición lo empujó a escapar, y se escabulló entre los sombríos jardines de la iglesia, que parecían albergar secretos más oscuros que las propias sombras.

El azabache se abrió paso a través del pueblo, donde la vida cotidiana seguía su curso. La concentración de pueblerinos era considerable, y Lucien se sumergió en la multitud con la esperanza de que su presencia pasara desapercibida. Sin embargo, la paranoia comenzó a apoderarse de él. Cada paso, cada mirada, le parecían sospechosos. Sentía que alguien lo observaba, que lo seguía en la distancia.

Las calles adoquinadas se estrechaban a su alrededor, y el bullicio del mercado no hacía más que acrecentar su sensación de vulnerabilidad. Lucien temía lo peor, temía que aquellos que habían tejido la maraña de engaños en la que se encontraba estuvieran a punto de atraparlo. Se sentía como una presa acechada en un juego siniestro.

La opresión de la situación lo llevó a adentrarse aún más en el laberinto de callejones y pasajes del pueblo, tratando desesperadamente de perder a su perseguidor invisible. La ansiedad lo envolvía, y su mente se llenaba de pensamientos oscuros y conspiraciones.

En medio de esa tensión, Lucien se dio cuenta de que estaba atrapado en una red de engaños y traiciones que se extendían más allá de lo que podía imaginar. Pero no estaba dispuesto a entregarse sin luchar. La determinación ardía en sus ojos, y estaba dispuesto a descubrir la verdad, sin importar los peligros que se interpusieran en su camino.

Dern: whispers of the hidden treeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora