El suero de la verdad

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Edward había despertado súper temprano, después de lo vivido la noche anterior, no sabía cómo deberían ser las cosas con Winry, se quedó echado en aquella cama mientras observaba el techo.

—¡Rayos! —Susurró, tenía tanto en que pensar, sus investigaciones, Winry, los peligros que vendrían si es que lo que pensaba resultaba cierto, aunque a decir verdad, en ese momento quería pensar solamente en aquella ingeniera de automails.

—Hermano, ¿Ya estás despierto? —Dijo Alphonse mientras se desperezaba, sabía que si Edward estaba inquieto por algo, eso le quitaría el sueño, hizo un esfuerzo descomunal y sin salir de la cama, se colocó en un ángulo de noventa grados para poder verlo—. ¿Sucede algo?

—¿Eh? No-no, no es nada —Intentó explicar a su hermano menor, no quería incomodarlo con esos temas.

—Vamos, somos hermanos, ¿No confías en mi? —Pronunció Alphonse con un tono amable.

—Claro que si... Bueno, es que... Ayer con todo lo que sucedió, no sé cómo debería tratar a Winry —Explicó Edward, quien se mostraba muy preocupado por el asunto.

—Creo que debes ser tu mis... Espera, ¿No le pediste que sea tu novia? —Alphonse abrió los ojos como platos y esperó atento a la respuesta de su hermano-.

—Directamente... No —El ex-alquimista estaba avergonzado por aquel tema, es que no sabía como debía hacer tal cosa. 

—Hermano... Eres inteligente para unas cosas y muy tonto para otras —Alphonse golpeó su frente con una de sus manos—. Todo estará bien con ella...

—¿Tú crees? —Preguntó Edward con mucha emoción.

—¡Claro que si! Solo dejemos que las cosas fluyan —Alphonse salió de la cama de un golpe—. No estés preocupado.

La mañana transcurrió tranquilamente, Winry, había estado trabajando en un nuevo automail, desayunó tan temprano que no llegó a cruzarse con los hermanos Elric, además se le veía que aquel pedido era urgente por lo apresurada que estaba. Por otro lado, la abuela Pinako había ido a comprar algunas piezas y repuestos faltantes para el taller Rockbell, les dejó dicho a todos que volvería a más tardar antes del anochecer.

—Espero que mi visita no los incomode—dijo la princesa de Xing mientras esperaba que Winry le acercara un plato con el almuerzo.

—¡Claro que no! Eres muy bien recibida en esta casa —respondió Winry mostrándole una sonrisa agradable.

—Alphonse, espero mi visita no te moleste —May se dirigió al menor de los Elric sin darse cuenta que un leve sonrojo se apoderaba de sus mejillas.

—¿Eh? No, claro que no me molestas para nada —El menor de los Elric tenía una sonrisa imposible de ocultar, la había extrañado, ella fue su compañera de investigación en este tiempo y sin darse cuenta se había enamorado de ella, o al menos eso estaba descubriendo.

La princesa de Xing, observó a Winry de reojo, casi escaneándola, es que sentía que la ingeniera de automails era tan distinta a ella que era obvia su desventaja. Por su parte, la rubia se había dado cuenta de que May la observaba de rato en rato, eso la hacia sentir algo incómoda, así que intentó almorzar rápidamente para evitar aquella incomodidad; sin embargo, en aquella conversación, May les informó que había llegado a ese lugar con el objetivo de acompañarlos en su viaje a Central, sabía que necesitarían unos escritos que solamente ella sabía descifrar pues era parte de su formación de Alkahestria.

Winry terminó de almorzar y procedió a retirarse a seguir trabajando en el automail de aquel cliente y Alphonse se fue detrás de ella, pues quería pedirle unos consejos a su mejor amiga, consejos que era precisamente sobre aquella princesa de Xing.

Sentimientos PendientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora