Maes Hughes

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Al fin estaban al pie de aquella montaña, aunque el clima no estaba ayudando, todos estaban dispuestos a ir en búsqueda de la ingeniera de automails, sobre todo Edward, quien ya había llegado al borde de la desesperación y su rostro lo reflejaba, empezaron a caminar por donde más o menos recordaba que había ido el mayor de los Elric, es que el problema más grave era que no se podía ver, la nieve y la niebla que cubría aquella montaña les estaba dificultando aquella expedición.

En primer lugar iba Falman, con un aparato que parecía una brújula, al lado de él, estaba el mayor de los Elric, enseñándoles el camino, Alphonse iba detrás de estos dos y al último, Riza y Mustang, quienes vigilaban que por atrás todo estuviera perfectamente bien, ya que los ciudadanos les dijeron que en la montaña sucedían cosas extrañas tal y como Edward les había contado. 

—Es por aquí —afirmó Edward señalando el camino y procedió a darle prisa a sus pasos.

Alphonse observaba a su hermano mayor y al mismo tiempo deseaba que pudieran encontrar a Winry sana y salva. De pronto, aquel piso empezó a temblar, parecía como si aquella montaña quisiera abrirles paso a algo más allá, en ese momento, debajo de ellos la tierra empezó a abrirse cayendo Edward y Alphonse instantáneamente, Mustang y la primer teniente también iban a caer pero el alquimista de fuego la pudo empujar a tiempo para dejarla a salvo.

—¡GENERAL MUSTANG! —gritó Falman al ver aquella escena.

Riza había caído a unos centrímetros cerca de aquel evento en la montaña y unos segundos después, todo se detuvo, Falman corrió a ver a la primer teniente y esta se encontraba en el suelo, apenas podía hablar por el shock de ver caer a los tres alquimistas.

—¿Te encuentras bien? —interrogó el capitán mientras ayudaba a la primer teniente a levantarse.

—Ge...neral Mustang —balbuceó Riza sin salir de la impresión causada por aquel suceso.

***

Por otro lado, en Munich estaban empezando a servir el desayuno para las personas que habían tomado refugio con Edward y Alphonse, desde que habían querido dar el golpe de estado, las personas habían empezado a entrar en pánico, así que Edward intentó ayudar, sobre todo porque por alguna razón, estaba convirtiéndose en un ciéntifico importante, al fin y al cabo, era lo único que les acercaba a la alquimia, tanto a él como a Alphonse. 

—Buenos días Winry —dijo el menor de los Elric viendo a la rubia entrar a la cocina.

—Buenos días Al —le respondió Winry tratando de disimular que buscaba a Edward con la mirada.

—¿Dormiste bien? —preguntó Alphonse invitándola a sentarse en una gran mesa.

—Si... descansé un poco —comentó la rubia sin prestar mucha atención a la invitación del contrario —. Alphonse, yo quiero preguntar...

—Mi hermano está en el jardín, conversa con Noah a estas horas, ella es de gran ayuda para verificar quien tiene buenas intenciones y quien no, debo decirte que este país no es seguro, ten mucho cuidado, la política tiene envuelto al país en muchos desastres —explicó el menor de los Elric.

—Necesito hablar con él porque siendo sincera no estoy entendiendo que está sucediendo —dijo la ingeniera de automails dirigiéndose a la salida —Es mejor que aclare este asunto.

—Pero Winry.... —trató de impedir Alphonse, sin embargo la rubía se había marchado.

La rubia necesitaba saber por qué Edward estaba extraño con ella, que era todo eso, acaso estaba teniendo una pesadilla, claro que no, ella lo sabía, pero intentaría contestar a todas las confusiones que tenía en su cabeza y esa respuesta solo se la podía dar el alquimista de acero. Iba a salir al jardín pero pudo observar por la ventana al mayor de los Elric conversando con la joven gitana, observó el trato que él tenía hacia ella, incluso era más gentil.

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⏰ Última actualización: Oct 24, 2023 ⏰

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