5

142 15 2
                                    

Pov Azriel

Caminé desganadamente hasta la sala donde se encontraba Rhysand, el cual me miró interrogante, supuse porque Cassian no estaba conmigo a pesar de que me mandó para que le avisase de la reunión.

Me senté tranquilamente en una de las sillas de ébano que rodeaba la mesa y le miré. 

- Ahora viene, está con una chica

Rhysand asintió sin hacer ninguna pregunta ya que era muy común que Cassian estuviese coqueteando con cualquier mujer en las fiestas.

A los cinco minutos vimos al que faltaba entrando por la puerta sonriente, seguramente su presa ya habría caído en sus encantos 

- Eres un capullo- musitó mirándome y se sentó en una de las sillas que había delante de mi mirando a Rhysand

Ni siquiera me molesté en preguntar por qué ya que esos insultos eran muy comunes en él ante cualquier situación que le molestase mínimamente, así que lo dejé pasar. Ambos miramos a Rhys para que comenzara a contarnos que era tan urgente.

Rhysand suspiró y puso sobre la mesa una carta, tenía el sello de una de las cortes, creo sin duda que la corte otoño, comenzó a hablar sin dejar su máscara de aparente tranquilidad de lado. 

- Hoy he recibido esta carta, es una amenaza de guerra, al parecer alguno de los altos lores no está muy de acuerdo con nuestro papel en la guerra, quiere más poder y territorios, y como entenderéis, no pienso cederle ni un ápice de nuestras tierras. - hizo énfasis en "nuestras" ya que era cierto, toda la corte era nuestra casa y no la dejaríamos, al menos no sin antes luchar por ella.

Asentí aun en calma, debíamos tener la cabeza fría para pensar un plan, Cassian por su parte mostró los dientes gruñendo, señal de que probablemente estaba muy enfadado y deseaba derramar sangre. 

- ¿Cuál es el plan? - dije sin más.

Rhysand se quedó pensativo, seguramente no tenía nada, la carta acababa de llegar, no le había dado tiempo a tramar nada.

- Aun no lo sé- suspiró- tendremos que pensar algo y rápido.

Intenté pensar con claridad pero la música de afuera no me lo permitía, por primera vez se derrumbó un poco la mascara de frialdad y sensatez que solía tener y gruñí dejandome llevar por mis instintos

- Ni un mes de tranquilidad podemos tener- gruñó Cassian - Parecen que les encanta estar en guerra en lugar de disfrutar de un poco de paz

Las palabras de Cassian aclararon un poco mi mente

- Por suerte- dije por fin, volviendo a tener un pensamiento un poco más claro- Nos hemos enterado con mucho tiempo para prepararnos- mis dos compañeros y amigos me miraron frunciendo un poco el ceño confusos, suspiré y continué, pensando en voz alta más que hablando con ellos- Acabamos prácticamente de acabar una guerra, los ejércitos están mermados, no tienen apenas fuerzas, les requerirá mucho tiempo para conseguir restaurarlos, y ese tiempo lo emplearemos en formarnos contra el oponente y fortalecernos lo máximo posible. 

Ambos sonrieron, se notaba el alivio en sus caras, una guerra no le agradaba a nadie y era un dolor de cabeza aun si teníamos todas las de ganar, pero darse cuenta que aun disponíamos de meses para poder prepararnos para ello fue algo que les alivió. 

Teníamos que actuar rápido, sí, pero en peores condiciones hemos salido victoriosos.

- Eres un genio Az- Me alabó Cassian

- ¿No era un capullo?- le miré con algo de diversión, el sonrió divertido

- También - asintió dándole más énfasis a la palabra- pero eso no impide que seas un genio, eres... un genio capullo

- Al menos yo no necesito llevarme todos los días a una mujer a la cama para sentirme completo- ataqué como era costumbre ya

- Aunque quisieras no podrías, no tienes mi belleza y talentos innatos para la seducción- sonrió con aires de superioridad.

- ¿Quieres ver como te quito toda la belleza?- me levanté de la mesa ocasionando que él también se levantase enfrentándome. 

- Callaos ya - Rhysand habló firme, haciendo que ambos volviésemos a nuestro sitio- He pensado y creo que ahora que Velaris es conocida por nuestros enemigos, gracias al estúpido rey de Hybern- casi se podía palpar la ironía en sus palabras- será necesario que nuestros ciudadanos estén preparados por si hubiera algún ataque poder defenderse correctamente. 

Ambos asentimos en silencio, estaba claro que no podríamos dejar que ante un ataque se intentasen defender solos sin tener ningún tipo de instrucción 

- ¿Qué propones?- fue Cassian el primero en hablar, arrebatándome mis pensamientos 

- Debemos hablarles, informarles un poco de la situación, sin alarmarlos mucho, todo joven deberá recibir entrenamiento exhaustivo- miró a Cassian- Quiero que informes a alguno de los campamentos cercanos, necesitaremos refuerzos, todo profesor será necesario, incluso los guerreros menos experimentados darán clases tanto de defensa personal como de ataque en caso de que sea necesario. 

Cassian asintió 

- Esta misma noche volaré hacia el campamento al sur para informar de la situación, traeré todos los refuerzos que sean necesarios.

- ¿Cuándo piensas decírselo a la gente?- Esta vez fui yo quien habló. 

Sí, debíamos actuar rápido, pero también es necesario que disfruten de algo de paz después de todo el tiempo sombrío que nos precedía, Rhysand pareció haber escuchado mis pensamientos 

- Esperaremos una semana, no más para decírselo, quiero que disfruten las festividades y la calma, bastante sufrieron ya con el ataque que nos envió Hybern como regalo. - Habló firme, pero su mirada denotaba que estaba esperando nuestra aprobación.

Ambos se la dimos, se dio por terminada la conversación formal por lo que nos servimos algo de vino, estaba claro que ninguno de los tres teníamos intención de volver a la fiesta, ni siquiera Cassian, al cual había descubierto coqueteando con una de las chicas que se encontraba en la barra hablando con él.

PersiguiéndoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora