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Esa misma noche iba a empezar el entrenamiento por mi propia cuenta, había comprado varios libros que me ayudasen a empezar, además de un saco para empezar a practicar mis golpes. 

Estaba muy nerviosa, e irascible, tanto que estuve todo el día ignorando a mi familia que hablaban sobre el tema de la reunión, mi padre y mi madre con compresión por la situación y mis hermanas quejándose y negándose a entrenar. Yo por mi parte había obviado todas las conversaciones y discusiones acaloradas que tenían lugar en el salón de la casa, y, encerrada en mi habitación leía y releía los ejercicios para principiantes que había apuntado en una hoja para hacer esta noche.

El timbre de la casa resonó por mi cuarto, salí para ver si alguno se dignaba a abrir la puerta, viendo como Clare, mi hermana mayor, abría la puerta. Volví a mi cuarto cerrando la puerta tras de mi, ajena a quien quisiera que hubiese venido. Minutos después la puerta fue golpeada firmemente, sin levantar mi cabeza de la hoja contesté

- Pasa Clare- escuché la puerta abrirse pero seguí sin levantar la vista- ¿Quién llamaba?

- Un chico muy apuesto que te buscaba, le he dicho que suba - la voz de Cassian resonó, haciéndome levantar la vista mirándole y sonrojándome, él me dedicó una mirada cargada de burla - que tierna estás - me miré un momento mientras el color de mi cara se iba asimilando cada vez más a un tomate, intenté disimular encogiéndome de hombros.

- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué entras sin decirme que eras tú? Podría haber estado desnuda y dejarte pasar pensando que eras una de mis hermanas

- Y yo lo habría disfrutado mucho - sonrió de lado sin dejar de mirarme- Vengo a buscarte para salir a correr un rato, me dijiste que querías entrenar resistencia, así que pensé que es la mejor forma - por primera vez mostró signos de nerviosismo rascando su nuca.

- Me parece perfecto- le dediqué una sonrisa amable- ¿Puedes bajar para cambiarme?- señalé mi pijama

- O puedo quedarme aquí disfrutando de las vistas mientras te cambias- Le tiré un zapato a la cabeza el cual esquivó con mucha agilidad, y se rió- vale vale, te espero abajo, ven antes de que tus hermanas me violen o tus padres organicen una boda por favor- dicho lo cual salió por la puerta cerrándola tras de si, no me levanté hasta que empecé a escuchar sus pasos bajando las escaleras.

Rápidamente me puse ropa "de deporte" consistente en un pantalón aireado negro y un top que me cubría poco más del pecho de color rosa maquillaje en contraste con el pantalón, un calzado cómodo y el pelo sujeto en una cola de caballo alta. 

Bajé las escaleras a trote y me planté delante de la puerta del salón, donde se encontraba Cassian sentado en el centro de uno de los Sofás, con cada una de mis hermanas a sus costados, preguntándole cosas, él no parecía incómodo, seguramente estaba acostumbrado a ese trato por parte de las chicas. Carraspeé un poco antes de hablar para que notasen mi presencia.

- ¿Vamos?- miré a mi, ahora, compañero de caminata. Él asintió levantandose

- Bueno señoritas fue un placer conocerlas y conversar con vosotras- sonrió hacia mis hermanas. Yo caminé hacia la puerta de salida, apoyada en ella para esperarle. 

Poco después apareció soltando un suspiro, me reí leyendo sus pensamientos y salimos juntos.

- Tus hermanas son...- hizo una pausa intentando buscar una palabra que no sonase muy grosera- intensas - asentí riéndome

- Lo sé, lo sé, pero tu mismo te metiste en la boca del lobo- hizo un gesto dramático fingiendo ofensa

- ¿Así me tratas después de que vengo a por ti para ayudarte? Lo tendré en cuenta Alice.- Reí negando con la cabeza, este chico era demasiado melodramático y encantador por partes iguales.

PersiguiéndoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora