Soldado preferido, Lucerys

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— Es imposible lo que propones— Visenya camino por la mesa pensativa, con gracia delicada de una guerra, exhibiendo su cuerpo aproposito, buscando someter a su hermano hasta sus propios deseos.

— ¿Porqué? — Aegon es un hombre fiel, no habrán bastardos de su parte y no ha tomado otra mujer más que sus hermanas, por lo que no sabe de mujeres — Aenys es mi heredero, eso no va a cambiar porque crees que nuestros hijos irán a guerra por un simple omega — pero  Aegon conoce de los trucos de su hermana, sabe cuando existe algo detrás cuando ella está siendo tan descarada mostrándose así ante los ojos de su hermano menor.

Después de todo, fue así como consiguió que Aegon se casará con ella.

— Ese omega es tu hijo — Visenya endureció sus facciones — el único que tendrás por que has decidido dar un voto absoluto de castidad, fue una suerte que allá nacido — se cruzó de brazos sobre su abdomen, su cadera alzada y sus piernas torneadas firmes, Aegon no se perdió esa vista.

— Fue un error, un omega no facilita las cosas, las complica — refuta luego de pasar su lengua por sus labios.

—Bien, Casa a Aenys con la perra Velaryon, pero deja a Maegor y Viserys casarse, que gobiernen dragonstone — se inclinó sobre la mesa, una vista generosa de sus pechos cubiertos con la armadura.

— ¿Que obtienes de eso?— pregunta con sus ojos fijos en los amatistas,tan seguro de lo que su hermana oculta — Vamos Visenya, tu nunca sugieres algo sin obtener nada a cambio — una esquina de sus labios se levanta engreída.

Lucerys sabe que tiene que evitar la danza, lo urgente que es y como debe de arreglar este desastre, sin embargo mientras observa esta conversación escondido entre las sombras, la nostalgia le da de golpe. Lucerys nunca lo diría, pero había un peso en su espalda tan insoportable, un peso en su pecho que presiona sus pulmones hacia adentro y le quita la paz,
pero hace tanto tiempo que no ve a su madre, siente que el recuerdo se escapa de sus dedos como agua, siente que sus hermanos están lejanos y que faltan tantos por conocer... Se siente abrumado.

Lucerys siente que extraña a su familia, ver esta sonrisa fanfarrona en el rostro de Aegon, con un poco menos de bordes afilados, sin la barba y con la nariz un poco más perfilada, estaría viendo a su padre Daemon.

Daemon era tan desafiante, tan altanero y elocuente, pero tan leal y fiel, cuando amaba, amaba de corazón con todo de sí, hombres como Daemon tienen dos opciones, es todo o nada, te odia con todo su ser o te adoran, pero jamás existe un punto intermedio, no existe mediación ni negociaciones, una vez ponen su mirada al frente buscan lo que quieren, sin importar el precio.

Su madre, dulce y divina, tan preciada ¿Donde estará ella? Tan lejana y como su recuerdo se borra dentro de su mente lo desespera, no sigue prestando atención a la conversación de sus padres, pero se sobresalta cuando Visenya se sienta en las piernas de Aegon y lo somete en una discusión, incomodo, vuelve a donde están sus hermanos.

Observa por el final del pasillo que Maegor no declinó su orden, está firme en la puerta cuidando el sueño débil del enfermizo Aenys, siguiendo cada orden fielmente.

Ya es un hombre para este mundo donde todos nacen y crecen rápido, 13 días del nombre, en su anterior vida, Maegor fue forzado a casarse con una Hightower, lo que provocó absoluta repulsión dentro suyo, huyendo de su hermano y tomando a cualquier otra mujer para aumentar mas la humillación a la creyente de la fe.

Aenys a este punto tenía ya a Rhaena y Aegon, casado con Alyssa, sin embargo no ha pasado ni una cosa ni otra, Aenys se niega cada vez que puede al compromiso y alega que si quieren que tome un omega para tener herederos solo lo haría si sus herederos salieran puros. Se sabe a lo que se refiere, teniendo un hermano omega ¿Por qué tomar otro? Es precisamente Lucerys lo que ha evitado todo, cuando Visenya en la última visita de Aegon le exigió firmar algunos documentos antes de abrirle las piernas, Aegon cedió la custodia de Lucerys y era un rey, un conquistador y dragón, pero era leal a su palabra, con ambos hermanos negados a tomar un omega hasta que Lucerys llegara a una edad casamentera, todo compromiso había sido desestimado, con ello ya había cambiado el curso de la historia.

Dioses crueles -Lucerys-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora