Onomasticos, Celos y desafios, Lucerys

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Debió verlo venir.

Maegor es su hijo después de todo, actuó exactamente como mi esposo lo hubiese hecho.

Su onomástico está siendo amargo por mucho, entre la falta notable de su hermano mayor, la presencia tensa de su padre, la irritación pre parto de su madre y las filosas palabras de Maegor a todos, esto ha sido un desastre.

No puede evitar sentirse caprichoso se supone que ahora soy un regente ¿como me dejó caer así? Pero lo es, se siente enfadado, enojado y furioso, tres tipos de emociones distintas para tres tipos de personas que nace del mismo fuego latente en su vientre, a su padre, por dárselas de desafiante, nunca tuvo interés en él hasta que fue demasiado tarde, en Maegor por que no puede evitar rondar cerca del anterior mencionado, haciendo bromas ácidas de revoluciones y directas cual puñal verbal, con Aemond, por que el maldito tiene que nacer en una luna pero ya le está causando pequeñas molestias que indican que tendrá mucho menos de una luna más de paz, tal vez menos de dos semanas antes de que nazca y sea un nuevo problema a enfrentar, todos alfas, todos tuvieron que ver algo en su vida y todos están arruinando su onomástico.

No sólo por que ha hecho el ambiente tan terrible ambos hombres, ni por que Aegon decidió rodear la isla tres veces para que los pobladores deslumbraran al dragón como si no se hubiese notado la mancha negra gigante desde el crepúsculo , incluso eso no le molesta, le molesta que Dragonstone es una isla de apenas 2,500 habitantes, demasiadas bocas y familias, la isla les queda grande pero en comparación con otros reinos o incluso el mismo Kings Landing la población es pequeña, mucho y todos se conocen y todos aman a Maegor por que Maegor siempre bajaba del castillo al pueblo para algo que regalarle a su omega, todos están fascinados con el alfa, todos están de acuerdo con el rey nuevo, pero nadie conoce a Viserys.

Lo vieron una vez, el omega que Maegor tanto a adorado, del que el alfa hablaba sin cesar, fue durante la boda y aunque la gente habló bien de él, quedó en eso, omega lindo, pequeño y de Maegor.

No sabe cuando empezó esa rabia por querer igualar a Maegor, cuando fue el momento en el que el onomástico fue aún más personal y quiso que se hablara de Viserys, La reina, no de Él omega del rey Maegor.

Tal vez si, tal vez ha hecho trizas a Maegor, su madre tiene razón, se parece a ella en ese aspecto.

Empezó a castigarlo de buena gana, primero, no acepto los pastelillos, por más que Maegor los traía cada vez más fresco y frecuentes, el alfa parpadeaba sin comprender ante la negativa, posaba su vista entre el pastelillo de limon y su omega, incomprendido sobre la situación, antes de asentir y retirarse para volver más tarde a presentarle otro pastelillo y recibir el mismo trato.

Luego sus paseos fueron más cortos, no tan largos tengo que ver a madre, las cocineras están esperándome, buscamos una nueva receta para los pastelillos, las costureras están trabajando arduamente ahora visten a una reina, no quiero seguir más en el paseo, no quiero pastelillos, esposo estoy aburrido de tu charla, déjame ir. No quiero jugar a las princesas y dragones contigo, esposo.

Cada escusa recibida su esposo arruga su rostro en angustia y se desespera por encontrar respuesta ante el nuevo ataque hostil de su omega.

Maegor enloqueció.

Empezó a buscarlo en sus aposentos a intentar leerle cuentos, como en los viejos tiempos, aprendió a preparar pastelillos el mismo y se los iba a dar, mando a traer cargamentos de vestidos en todos los colores y tallas, zapatos y joyas, juguetes en un arranque desesperado, muñecas, armaduras, caballos de madera, finos y poco prácticos, coloridos y monocromáticos, hizo todo para que la fiesta fuera un bombo, invitando a cada ciudadano, involucrado en la planificación aún cuando veía el rostro irritado de Viserys.

Dioses crueles -Lucerys-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora