Dioses crueles -Lucerys-

Promesas y juegos, Lucerys

Estaba oscuro.

La noche era espesa, y su cuerpo dolía como dolía cuando fue tragado por Vhagar.

Como dolía después de la muerte.

Se queda quieto, su respiración no se altera y sus ojos observan el techo, el fuego de la chimenea cruje suavemente y Maegor está en vela en una silla al costado de su cama.

Maegor siempre lo ha cuidado con diligencia, desde niños vigilaba su cuna y que no se diera vuelta o el control de evitar que su cabeza se fuese para atrás cuando aún no podía sostenerla.

Maegor siempre ha velado por el, y hoy lo ha hecho también. Sabe que tiene los ojos abiertos y que espera su mínima reacción. No se ha dado cuenta de su despertar aún.

Si Lucerys quería ganar este juego y vengarse, debía tomar cartas en el asunto, dejar de poner todo el peso en su madre o Maegor , incluso en Aegon. Debe tomar partido.

Sus ojos se cierran entonces.

Toma una bocanada de aire que de inmediato alerta a Maegor, Lucerys finge el despertar catastrófico.

— ¡Maegor! — grita desesperado, tocándose el pecho y respirando en bocanadas enormes de aire — ¡Maegor! — le clama, el alfa que se abalanza contra él busca desesperado alguna herida e inmediatamente visualiza sus vendajes en las muñecas, pero Lucerys toma su rostro y pega su frente con la contraria — ¡hermano! ¡Gracias a los dioses! ¡Estás aquí! ¡Estás aquí! — con desesperación y sin lugar a reacción el omega comienza a repartir pequeños besos por el rostro contrario, en su frente, en sus mejillas, ojos y nariz — Sabía que me cuidarías esposo mío, siempre me cuidas — y con más delicadeza que los anteriores, le da un pequeño besito en los labios.

Maegor está paralizado.

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—Un éxito.

— ¿No os dije que confiaras? ¡El triunfo de una batalla tan emblemática! Ahora sólo tendremos que resistir el ataque de Pentos, mi príncipe.

— Entonces a casa.

Unos ojos bi color aparecen en su mente.

—Si, a casa.

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—Estaba tan asustado — habla entre sollozos — no te encontré en ningún lado y mi calor dolía, sólo quería verte, sólo quería verte alfa.

Sus manos que no han abandonado la mandíbula contraria se dirigen a su nuca y toma las solapas de su capa, obligando al alfa a abrazarlos.

Los brazos de Maegor lo toman con tanta delicadeza y la fuerza que lo rodea es cálida.

— No volverá a pasar — promete, voz intensa intensa, cargada de tormentosos sentimientos.

— Nunca — Lucerys sale del abrazo, ojos mojados y lágrimas frescas en sus mejillas grises, sus cejas hacen un arco perfecto y cualquiera que lo viera caería de rodillas ante semejante imagen — Maegor, sólo quiero ser tu omega, estar junto a ti y mamá, cuidar juntos a Aemond hasta que podamos tener cachorros, no quiero el trono ni esta tonta guerra, te quiero sólo a ti.

El alfa está tan estático que Lucerys pensó por un momento que había sido un error tomar esta estrategia con el. Hasta que Maegor lo apretó más cálidamente en tre sus brazos, todo su cuerpo atrapado por el de Maegor, envuelto como una armadura .

— Jamás, prometo que jamás pasará algo así de vuelta, te daré esa vida, te daré mil vidas más mi precioso omega, todo lo que pidas será tuyo, todo lo que anheles será tuyo.

— Maegor — su voz como mantequilla derretida, frente pegada otra vez, ojos fijos en los del alfa, lo ve de esa forma, de la misma en la que Daemon observaba a su madre — Necesito que acabes esta guerra, no quiero nada, no quiero ese trono ni ser reina, te quiero solo a ti. ¿Por favor? ¿Podrías dejar de lado tus anhelos y ambiciones por mi?

— No quiero ese trono. No anhelo ni ambiciono algo más que tu corazón. Mi omega, Mi Hermano, Mi esposo.

— Eres lo único que quiero, alfa.

— Eres lo único que he anhelado toda mi vida, Viserys, lo único que necesito, lo único que amo. Eres el único.

Viserys era el único de Maegor.

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Lucerys entró al juego 👀 me gustaría leer que opinan de eso.

Me encanto este capítulo en lo personal.

Si, la mayoría de cosas que Lucerys dijo son mentira pero ustedes sean como Maegor y crean en él con ojos cerrados.

Edito algún día